No hay duda de que mientras el poderoso país, aliado de tiempo atrás, se desinteresaba de nuestro presente y le importaba poco nuestro futuro, tendiéramos a acercarnos a la potencia asiática y que esta no perdiera tan jugosa oportunidad. Colombia ha sido el país de la región más rezagado en entablar un comercio a gran escala con China a diferencia de Perú, por poner un ejemplo, lo que podría volverse un punto a nuestro favor con una segunda administración de Trump cuando las cosas pueden cambiar, dándonos la oportunidad de retomar el vínculo natural con el país del norte, siendo el mismo continente.
Es improbable que los anuncios de Trump pasen a mayores, pero si es probable que se vaya a una negociación seria que podría convertirse en una oportunidad de lujo para entablar los principios de una alianza americana en la que los conceptos desgastados de norte desarrollado y sur subdesarrollado no tendrían cabida. Argentina, al extremo sur, se puede convertir en un ejemplo de reposicionamiento en el mapa del desarrollo y el subdesarrollo. Veo muy cercano el día en que el país austral se convierta en una potencia bajo la dirección de Milei. Y qué decir de una Venezuela liberada con las mayores reservas de crudo del mundo. Colombia, por su estratégica posición, tiene un rol fundamental en los próximos años si se hace posible la pérdida de investidura del que usurpa el poder, un tal Petro que le rinde pleitesía al decrecimiento y quien se arrodillaría sin vergüenza ante los poderosos de oriente en el caso de requerirlo.
En este día, víspera de Navidad, recibo cómo regalo la luz de esperanza que ilumina a la región. El triunfo arrollador de Trump, lo que impidió un nuevo fraude, permite que veamos con claridad una Venezuela liberada comenzando 2025, lo que significaría para Colombia la clara ventaja de un debilitamiento considerable de la estructura criminal con la que se sostiene el régimen corrupto que pretende aniquilarnos sin compasión y con alevosía.
Ya les pasó el cuarto de hora a los del Foro de Sao Paulo y vendrán tiempos mejores para esta Latinoamérica que no ha sabido ocupar el lugar que le corresponde en cuanto región por sus mañas y prejuicios de toda índole, especialmente políticos e ideológicos. Pero también porque ha tenido las manos atadas por una delincuencia atroz que ha sabido ir mutando desde hace más de un siglo, viniendo de unas raíces comunistas impuestas desde la Unión Soviética y llegando, desde hace unas décadas, a fortalecerse con negocios repugnantes como los de las drogas, el tráfico de personas, la extorsión, la minería ilegal y cuánta porquería les sea rentable.
No, en realidad no me ofende que el próximo presidente de USA ponga el ojo en su patio trasero y el dedo en la llaga antes de posesionarse.
KienyKe