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Jesús Vallejo mejía                                                                

La Linterna Azul publicó en esta semana la grabación de un importante evento de la Tertulia Il Pomeriggio en el que intervino José Alvear Sanín para disertar sobre el aborto y el suicidio de la civilización que esa práctica atroz conlleva.

Me pareció que se trataba de un documento digno de darse a conocer profusamente y por tal motivo lo remití a mi cuenta de Facebook para compartirlo con mis seguidores. Para mi sorpresa, Facebook me informó que lo había suprimido, por considerar que violaba las políticas de la comunidad. Protesté por la censura que se estaba imponiendo y anuncié que cancelaría mi cuenta en dicha red social, lo cual hice cuanto antes.

Ayer terminé de leer en Kindle el muy recomendable libro de H. W. Crocker III titulado "Triumph, The Power and the Glory of the Catholic Church, A 2.000 Year History". En su epílogo hace referencia a una de las peores amenazas que sufre nuestra fe en los tiempos que corren, el relativismo moral, que es a mi juicio un fruto podrido de la mentalidad liberal.

El liberalismo constituye, según lo consideraba Raymond Aron, la quintaesencia de nuestra civilización política, pero como ocurre con toda ideología ofrece derivaciones discutibles. En su caso, se trata del libertarismo, que postula un individualismo extremo que en el fondo es una monstruosidad. Esa deriva libertaria conduce a sostener que no hay verdades morales y cada individuo tiene derecho soberano de asumir sus propios valores, de suerte que la censura social que se aplique a sus comportamientos resulta del todo inadmisible. Prohibido prohibir parece ser la consigna y toda censura de orden moral debe reprimirse por ser violatoria del mandato supremo de la tolerancia.

Pues bien, Crocker llama la atención acerca de la actitud de esos apóstoles de la tolerancia que se muestran rabiosamente intolerantes respecto de quienes disienten de sus postulados. Y es lo que ocurre con los ideólogos de lo que a su juicio es lo políticamente correcto, que procuran a toda costa silenciar a quienes no compartimos sus valoraciones.

La cuestión del aborto suscita una de las más graves fracturas que sufre la sociedad contemporánea. A juicio de nosotros, los que militamos en la corriente Pro-vida, su aprobación es ni más ni menos una faceta de extrema gravedad de la banalidad del mal, expresión que acuñó en un texto célebre Hannah Arendt.

Por supuesto que nuestra valoración de la vida se apoya en las creencias religiosas de cuño cristiano que profesamos, pero incluso pensadores ateos, como el citado Raymond Aron, comparten con nosotros el rechazo del aborto. Traigo a colación, en efecto, lo que expresó Aron, según recuerdo, en el último reportaje que dio para "L' Express" hace años: "La civilización occidental marcha hacia su destrucción: ya quiere aceptar el aborto".

No otra cosa expuso Alvear en la disertación que a Facebook le pareció censurable.

En el más reciente mensaje de Nuestra Señora de la Paz en Medjugorje se refirió a la batalla que hoy se libra entre el bien y el mal: "...El bien y el mal luchan y desean predominar en el mundo en los corazones de la gente..." (vid. Último mensaje de Medjugorje - Medjugorje WebSite). El relativismo moral está del lado del mal y promueve una anarquía disolvente que conlleva la destrucción de la humanidad. Se trata en síntesis del nihilismo. Ahora bien, si todo vale, nada termina siendo valioso.

En mi "Introducción a la Teoría Constitucional" hice referencia a un concepto de Mounier, según el cual toda civilización surge de un impulso hacia lo alto, vale decir, de una disciplina que encauza la energía social hacia valores supremos. Tengo en mi lista de lecturas, si Dios me da vida, un importantísimo libro que encontré hace poco en mis navegaciones por la red: "Sex and Culture", de J. D. Unwin (vid. dn790002.ca.archive.org/0/items/b20442580/b20442580.pdf). El autor, un distinguido antropólogo inglés, estudió 5.000 años de historia de 80 tribus primitivas y 6 civilizaciones antiguas, para llegar a la conclusión de que la energía social que las constituyó y preservó estaba relacionada con la moralidad sexual y, en últimas, con la organización familiar. Es en el fondo la misma tesis de Carle C. Zimmerman en "Family and Civilization", que he mencionado en otras oportunidades (vid. Family and Civilization: Carle C. Zimmerman, James Kurth, Allan C. Carlson, James Kurth, Bryce Christensen: 9781933859378: Amazon.com: Books).

La aprobación social del aborto entraña el menosprecio de la maternidad y, por ende, de la institución familiar. La crisis de ésta significa en rigor la de la civilización.

No en vano el mensaje del 25 de junio último de Nuestra Señora de la Paz advirtió: "...Hijos míos, la paz está en peligro y la familia bajo ataque. .." (vid.. Mensaje del 25 de junio de 2024 - Medjugorje - Virgen de Medjugorje (centromedjugorje.org).

Volvamos al principio: lo políticamente correcto que pretende imponerse a troche y moche para silenciar las voces disidentes conduce inexorablemente a lo que C.S. Lewis denunció magistralmente en "La Abolición del Hombre" (vid.

Publicado en Columnistas Nacionales

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