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Jesús Vallejo Mejía                                        

En "Tiempos Modernos", Paul Johnson aplica este concepto para referirse a la acción criminal de comunistas, fascistas, nazis y otros movimientos antiliberales que hicieron estragos en el siglo pasado (vid. (99+) Paul Johnson Tiempos Modernos Texto completo - copie | Cros Raphaël - Academia.edu).

A esa calaña pertenece el régimen criminal que ha imperado en Venezuela a lo largo de un cuarto de siglo, que sigue los pasos del ya más que sexagenario que oprime al pueblo cubano.

No se trata de regímenes autoritarios en los que los ordenamientos políticos prevén espacios así sean limitados de control del poder y ejercicio de las libertades, sino de sistemas controlados por verdaderas pandillas criminales.

Aunque podría considerárselos como democracias iliberales, al tenor de la categoría propuesta por Fareed Zakaria, Pierre Rosanvallon y Étienne Balibar, entre otros, en rigor es necesario ubicarlos en otro grupo conceptual que dé cabal razón de su verdadera índole.

Decía San Agustín que lo que diferencia al gobierno del Estado de una cuadrilla criminal es la justicia. De ésta sólo queda una deplorable fachada en esos regímenes en que el derecho ha desaparecido y sólo resta el imperio de la fuerza.

Dijo Pascal: "La justicia sin la fuerza es impotente; la fuerza sin la justicia es tiránica" ("Pensamientos", # 285).

Pues bien, en Venezuela ha desaparecido todo asomo de justicia y lo que reina es la fuerza bruta de una cáfila de tiranos despiadados e insolentes a los que se sindica de configurar un "Cártel de los Soles" que se lucra del narcotráfico y otras granjerías infames. Tanto la justicia norteamericana como la penal internacional van tras de varios de sus integrantes acusándolos bien sea por su vinculación con el mundo de las drogas, ya por los delitos de lesa humanidad perpetrados contra sus opositores.

¿Qué puede decirse de unos gobernantes que han reducido prácticamente a la miseria a la inmensa mayoría de sus gobernados y han provocado el éxodo de la cuarta parte de la población de su país?

El infortunio que padecen los venezolanos bajo un régimen de oprobio se ha intensificado a raíz de las elecciones del pasado domingo. El fraude, la mentira, la provocación, el insulto, las amenazas, el desprecio por las multitudinarias manifestaciones que demandan libertad y respeto por la voluntad popular depositada en las urnas, aunados a la más brutal de las represiones, muestran el verdadero rostro de la red de delincuentes que se ha enseñoreado del otrora floreciente y envidiado vecino nuestro.

Parecen gángsteres de los que se muestran en las películas del género.

Lo muestran las imágenes de la televisión: la fuerza coactiva está en manos de las milicias chavistas, que configuran unos cuerpos de defensa del régimen que no están sujetos a legalidad alguna, algo así como nuestra malhadada Primera Línea de la que se ufana de capitanear el que lamentablemente nos desgobierna.

No deja uno de pensar en este antiguo dicho: "Cuando veas que rasuran la barba de tu vecino, pon la tuya a remojar".

¿Cuál será nuestra suerte en 2026 con unas elecciones presididas por un obsecuente servidor de las tiranías cubana y venezolana?

Publicado en Columnistas Nacionales

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