La Reforma Laboral por costos y pánico a empleadores estimula más la informalidad y no crea empleo de calidad. Hay otras vías para mejorar a los trabajadores sin espantar a los empleadores.

La informalidad es el factor más determinante de inequidad. Cartagena nos da un ejemplo de lo que ocurre en el país: mientras los trabajadores de los hoteles y los de la zona industrial de Mamonal tienen relativas condiciones de equidad, el contraste se da frente al grupo de informales del Pozón con ingresos de miseria.

Los costos de la Reforma Laboral y las regulaciones se oponen a la creación de empleo formal. Además, sin más empleos habrá más oferta de trabajadores y menos buenas condiciones.

Hay sectores empresariales que requieren el trabajo nocturno y durante dominicales. Pero también grupos de trabajadores necesitan oportunidades en esos horarios, pensemos en jóvenes estudiantes, en supermercados, restaurantes, farmacias, hospitales, etc. La reforma no crea recargos, sino que aumenta los existentes. Todo parecería un capricho, una vanidad para derogar normas que se crearon en el Gobierno presidido por un "fulano".

También se impone el trabajo a término indefinido y se aumenta la tabla de indemnización de despido unilateral, ya bastante alta, pues la subimos en la ley 50. El pánico al despido hace pensar que un nuevo empleo se convierte en un litigio y frena su creación.

Incomprensible que en nombre de la equidad acaben con una figura fundamental de equidad cual es el Contrato Sindical. Allí donde se aplica permite que la organización de trabajadores asuma tareas de tercerización, de producciones y servicios en picos de estación, entre otras. Crea un gran entendimiento entre empresa y trabajadores, con mejores resultados para ambos.

El país necesita pasar de un millón a tres millones de aprendices. Sin embargo, la decisión de convertir su vinculación en un contrato laboral aleja esta posibilidad. Consideremos la dificultad para una pequeña empresa, o para una grande con márgenes estrechos, que ambas hacen esfuerzos para sostener la nómina. (Ver cuadro anexo).

Con el ánimo de perseguir al empresario eliminan el Pacto Colectivo. Y se anuncia por decreto la imposición del sindicato mayoritario de la actividad, al estilo dañino de Argentina.

Por decreto también quieren afectar al pequeño contratista, por ejemplo, al plomero que acude al llamado del ama de casa. Lo obligarían a disponer de una organización y de unos equipos que no estarían a su alcance.

Hay caminos diferentes para mejorar al trabajador:

1. Por ejemplo, el aumento del salario mínimo, durante los tres últimos años, uno del Presidente Duque y dos del Presidente Petro, ha elevado el ingreso real de los trabajadores en un 9%. (Ver cuadro anexo).

2. Y la disminución de la jornada de trabajo, nuestra última tarea legislativa, que en dos años quedará en 42 horas semanales, facilita a los trabajadores más tiempo de familia, de recreación y de deporte, y cuesta a los empresarios un 9.46% más en la nómina.

La Reforma Laboral parece una resaca de la vieja confrontación, del odio comunista.

Colombia necesita confianza para crear empleo de calidad, economía fraterna, menos impuestos y mejor remuneración. No olvidemos: es mejor un peso invertido por el empresario o incrementado al trabajador que un peso pagado en impuestos.

Como vamos la única opción de empleo será la burocracia. No en vano celebraron que en abril creció en un 13% y contribuyó al mejor comportamiento de la economía. Con el tiempo se verá con pesar.” (Junio 30)

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“Con las fuerzas productivas paralizadas, semiparalizadas o desmotivadas no hay reforma laboral ni subsidios que produzcan beneficios sociales sostenibles.” (Julio 1)

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* Textos publicados en su cuenta de X (@AlvaroUribeVel).