El uso de la primera línea, la violencia, los bloqueos, los discursos de odio, cuadran con muchas de las estrategias que empleó Hitler después de la formación de su partido; el comportamiento con sus más cercanos, la traición a quienes se atrevían a controvertir sus órdenes o pensamientos, la desfachatez de la propaganda, el engaño, la mentira, las cortinas de humo, parecen cortadas con la misma tijera.
La reacción de los empresarios recostados a la defensa de sus negocios, pero que acabaron en la ruina, la esperanza fallida de muchos judíos que como acá pensaron que nada pasaría, se refleja en la actitud de nuestra clase empresarial y muchos de los compatriotas de a pie que siguen a la espera de que no logrará sus objetivos, como frecuentemente digo, quietos en primera base.
El “pueblo” que siguió al dictador nazi contra viento y marea, acabó en la miseria o muerto, su familia destrozada, sus seres queridos dispersos y perdidos en una Europa arrasada ante una guerra inútil.
Los crápulas, como acá, formaron su propio ejército; pero como Dios no castiga ni con palo ni con rejo, acabaron desilusionados o en la tumba; de los grandes generales muchos fueron condenados, pero no por la justicia alemana, por el juicio de Nuremberg. Otros lograron huir como Adolf Eichmann, pero, como a este, los persiguieron como a ratas hasta darles captura y aplicarles adecuado castigo por sus crímenes.
No la tiene Petro fácil, el país tampoco, el “pueblo” no es el 30% que cegatonamente lo sigue, somos todos los cincuenta millones de colombianos cuyo 70% seguimos creyendo que el país va por mal camino. Hemos perdido mucho tiempo llorando, sacando conclusiones, prescribiendo lo que pasa, en lugar de actuar y, si seguimos este camino, vamos a salir crucificados como le ha sucedido a algunos de nuestros vecinos, cuyo espejo nos parece roto.
El Rincón de Dios
“Los vientos del espíritu están soplando. Eres tú quien necesita levantar las velas”. Rabindranath Tagore