La extraordinaria importancia de las empresas para el desarrollo y el bienestar económicos ha sido reconocida por la economía teórica y la política pública. Se reclaman del gobierno acciones que incentiven su creación, las protejan y garanticen su duración, incluidos beneficios tributarios. Menor ha sido el interés por la familia, a pesar de que la actividad económica no es otra cosa que el resultado de los intercambios entre ambas instituciones.

En los manuales básicos, la actividad económica se representa como un flujo circular de intercambios en uno de cuyos extremos están las empresas y en el otro las familias. Las empresas lanzan al mercado bienes y servicios que son adquiridos por las familias con los ingresos que les pagan las empresas por los servicios de los factores productivos de su propiedad requeridos para la producción de esos bienes y servicios.

Esa es la actividad económica mercantil o pecuniaria, la constituida por conjunto de intercambios entre las familias y las empresas, entre las empresas unas con otras y, eventualmente, entre las mismas familias. Pero al interior de las familias y las empresas hay también actividad económica, la cual, aunque no da lugar a intercambios monetarios, está regida por la misma conducta de maximización de la utilidad, para aquellas, y del beneficio, para estas.

El estudio de la conducta económica no mercantil dentro de las empresas arranca con el célebre artículo, La Naturaleza de la Empresa, de Ronald Coase de 1937, el cual dio lugar al desarrollo de todo un campo de investigación teórica y aplicada con incidencia en áreas como la regulación económica y la política de competencia. La aplicación del enfoque económico al estudio de la institución familiar se inicia con Gary Becker y su obra Tratado sobre la familia de 1981.

Las relaciones al interior de la familia están basadas en el altruismo mutuo, se predica desde la sicología, sociología y la antropología. Eso no es incompatible con la hipótesis del individuo egoísta maximizado de su propia utilidad. Un altruista de comportamiento es un egoísta a quien la maximización de la utilidad de la persona amada le produce más bienestar indirecto que la maximización directa de su propia utilidad. Para entender esto no hay que ser economista, basta con ser padre o madre.

Las estadísticas de violencia intrafamiliar, suicido juvenil, prostitución temprana y de drogadicción adolescente sugieren que en Medellín algo malo está ocurriendo en nuestras familias que perturba su funcionamiento armonioso y amable, que es fundamental para que cumplir sus funciones de transmitir valores, reglas de autocuidado y respeto por la propia persona y normas de buena conducta ciudadana.

En la estructura administrativa del municipio, la familia aparece arrinconada en una secretaría en medio de la gaseosa “inclusión social” y de los omnipresentes “derechos humanos”. Hay varias comisarías y algunos centros integrales de familia, escasos en números y regularmente provistos.

Los resultados mencionados muestran la necesidad de poner la familia en el centro del discurso político y la acción del gobierno.

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 18 de septiembre de 2023.