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Ariel Peña               

Hugo Chávez (1954-2013) siendo presidente de Venezuela, no podía admitir la disolución de la URSS ocurrida en 1991,  a pesar de que ya habían pasado algunos años, y por eso añoraba al gigante imperio comunista que se enfrentó al “imperialismo yanqui”, durante la guerra fría; de modo que Chávez pretendió crear en Latinoamérica una réplica de la Unión Soviética en los países de la región, al precio que fuera, contando para ello con el  Foro de Sao Paulo que se ha comportado como la internacional comunista, que busca someter a nuestras naciones a unos dogmas que  mírense por dónde se les mire, son  un fracaso absoluto para los pueblos, en donde el envilecimiento de las masas es su principal objetivo para volverlas más dúctiles,  usando la represión, el adocenamiento y la enajenación.

Así como en Colombia el presidente  Gustavo Petro,  quiere copiar las formulas de Chávez de  comienzos de su gobierno en Venezuela, con algunas de las reformas presentadas por el ejecutivo en estos días al Congreso de la República; no sería raro que el mandatario colombiano intente emular también a Chávez en materia de “integración latinoamericana”, impulsando el malogrado proyecto  sobre la construcción de una ”Unión Soviética Latinoamérica”, y para ello tendría el respaldo de gobiernos con  afinidad ideológica y por supuesto con el fervoroso apoyo del  régimen de Nicolás Maduro con el que Petro, hace buenas migas; o sea que  los  comunistas por el resentimiento, la obstinación y la nostalgia: ni aprenden, ni olvidan; queriendo reeditar caminos que fueron bastante transitados con un rotundo fracaso.       

 Pensar en una integración latinoamericana,  con gobiernos como el   de   Cuba, Venezuela con Nicolás Maduro, Luis Arce en  Bolivia apuntalado por Evo Morales, Argentina con Alberto Fernández y Daniel Ortega en Nicaragua, además de Lula da Silva en Brasil y López Obrador en México, eso sería una verdadera insensatez, esto lo decimos por las fijaciones doctrinarias de esos gobiernos; asimismo no hay que ignorar que  por el Covid-19 o peste china y la guerra en Ucrania, se siguen presentando graves consecuencias para la región,  teniendo profundas incidencias desde lo sanitario, lo económico, lo político y lo social, por eso,  hacer alianzas con los regímenes antes mencionados no ayuda en  nada,   en cambio aumenta la incertidumbre  para nuestros pueblos, puesto que el marxismo leninismo en todas sus presentaciones  es una maldición para las naciones, visto que sus fundamentos son la dictadura, la demagogia,  la miseria y la violencia, como condiciones necesarias para dominar.

 Hugo Chávez estimulado por el sátrapa de Fidel Castro, quería montar  la “Unión Soviética de Latinoamérica”, no propiamente para el progreso de las naciones de esta parte del mundo, sino para evocar esa gigantesca dictadura totalitaria y fracasada, porque los alucinados  que siguen  a la estafa  del marxismo leninismo, han creído que  el engendro del comunismo totalitario es “ todopoderoso”, debido a  que siguen insistiendo en los fetiches del materialismo histórico y la inevitabilidad, advirtiendo que la doctrina absolutista de Karl Marx  es indudablemente supersticiosa, inhumana y antihistórica.

Los regímenes del socialismo del siglo XXI o comunismo disfrazado, a los cuales hemos hecho mención, como dice el adagio “no tienen ni arte ni parte”, en una autentica integración latinoamericana, porque sabemos hasta la saciedad que por ser el comunismo estatista, burocrático y embrutecedor su única preocupación es montar camarillas o nomenclaturas, para parasitar a perpetuidad  con la cosa pública, aplastando la libertad y la democracia.

 Bastante gracioso ver a los seguidores de la llamada izquierda especialmente la marxista, desgañitarse en contra del imperialismo, como excusa para ocultar el fracaso de los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua, pero si en   el  gobierno de Donald Trump se hubieran cerrado las importaciones que llegan de los países del sur, como amenazó en varias ocasiones  cuando era presidente Trump, la mamerteria no hubiera tenido respuesta, creyendo todavía que a base de discursos demagógicos y miserabilistas iban a enfrentar  lo que se les venía pierna arriba a las naciones de esta  parte del mundo.

 A la nomenclatura zángana del partido comunista cubano no se le puede olvidar, que ha recibido durante 60 años más de 300 mil millones de dólares que le regalaron la URSS y Venezuela y ahora al gobierno de Gustavo Petro, de pronto le toca el turno de subsidiar a la isla.  Además el caso venezolano es más patético, porque durante varios años de chavismo se ha cometió un descomunal latrocinio con los recursos  de la venta de petróleo, cuantía que ningún país de la región ha recibido;  siendo absoluta la miseria de la población  en la patria de Bolívar, sin embargo el dictador  de Nicolás Maduro se exculpa con el cuento de la “guerra económico  y el bloqueo”; así que con esa presentación a los regímenes del socialismo del siglo XXI, hay que marginarlos de una  integración seria.

 En su burocratismo marxista Hugo Chávez, creía que la unión de Latinoamérica se hacía mediante aparatos, por eso creó el ALBA(alianza bolivariana para los pueblos de nuestra América), la CELAC(La comunidad de estados latinoamericanos y caribeños), PETROCARIBE y  el Banco del Sur del cual nunca se  le conoció su desarrollo y sus iniciativas, también ayudó a formar otro aparato conocido como UNASUR(unión de naciones sudamericanas) con todos esos embelecos lo que buscaba  el difunto presidente, era empoderar  las ideas nefandas del socialismo  del siglo XXl, ignorando la genuina unificación.

 Un mercado común latinoamericano, empujado por países con gobiernos acendrados, podría ser la solución, porque una realidad nos trae otra realidad, a la que se debe enfrentar con inteligencia y valor, dado que frente a la censura migratoria  que se ha visto con  toda rigurosidad en los últimos años en EE.UU y  el mercado con  Norteamérica, la  unidad con naciones de gobierno responsables es la salida frente a las consecuencias de la crisis de la pandemia que nos regaló el partido comunista chino y la guerra en Ucrania que comenzó Vladímir Putin, y para llegar a la integración de todos los países, algunos de ellos se deben  liberar de la deformidad  del marxismo leninismo.

 
Publicado en Columnistas Nacionales

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