Salud: La señora Corcho, de la cual ignoro las razones de su odio por el sistema de salud que cubre el 98% de los colombianos y fue recientemente calificada por The Economist en un lugar mundialmente envidiable, debería estudiar un poco la realidad y, si es que lee o escucha, le refiero esta historia: En las calles de nuestra parroquia la Divina Eucaristía de Medellín hay una señora que cuida vehículos con cuya tarea se sostiene, la extrañamos un tiempo por su ausencia; a su regreso nos contó que se había contagiado de COVID y estuvo dos meses en la UCI; un poco tiempo después le descubrieron cáncer de garganta, le hicieron cirugía y le han seguido un riguroso y oneroso tratamiento, ¿a qué costo para ella? ninguno, ¿corresponde esto a un sistema desastroso de salud? júzguelo usted.
Agricultura: Pocos se oponen a un reparto de tierras en los casos que sea necesario; pero no entregar por entregar y creer que con ello se soluciona la producción de alimentos. ¿dónde está el programa de asistencia técnica para los nuevos propietarios campesinos? ¿se seguirán satanizando las semillas transgénicas? ¿cómo será el suministro de semillas, abonos, insecticidas, fungicidas y otros insumos necesarios para la producción? ¿habrá precios de sustentación y seguro de cosechas para garantizarles el ingreso? ¿cómo se hará la compra de sus productos? Estos temas son fundamentales antes de entregarles un pedazo de tierra sin futuro como sucedió en muchos casos de la reforma agraria del Dr. Lleras. Sin defender a Andrés Felipe Arias, para que no me lluevan rayos y centellas, valdría la pena que estudiasen su programa de Agro Ingreso Seguro, simplemente háganse los locos, cámbienle de nombre y cópienle lo bueno, que es mucho.
En una columna anterior mencioné el gran potencial de la Altillanura, hago una anotación adicional, allí los programas a pequeña escala tienen precario futuro, la magnitud de las inversiones obliga explotaciones de grandes extensiones y, para proteger la biodiversidad y fuentes de agua, es necesaria la combinación de los cultivos con bosques.
El mejor ejemplo es el del Centro Experimental Las Gaviotas en el Vichada, mirando solo el tema forestal, después de investigar mucho encontraron un pino en Centro América en la región entre Honduras y Nicaragua que se adaptó a las condiciones de las suelos de la región excelentemente y cultivaron el mayor bosque experimental del mundo, ocho millones de árboles sobre la base de labranza mínima, bosque que ha contribuido enormemente a la reaparición doscientas cincuenta especies nativas del trópico húmedo incrementando la biodiversidad y la reproducción de la fauna silvestre de la región.
Si se orientan explotaciones como esta en grandes cultivos, se podría generar una venta importante de bonos de carbono a nivel mundial que remplazarían con creces los llamados contaminantes de la explotación de hidrocarburos y carbón, permitiendo una transición razonable hacia las energías verdes sin necesidad de someternos a una crisis económica como la que nos espera con la “salvación del planeta” del señor Petro. Esto no se logra persiguiendo a los inversionistas dispuestos a afrontar los riesgos que estos proyectos representan.
Y ya que se mencionan las energías verdes, ¿por qué no miran de Gaviotas la fábrica de biocombustibles utilizando como materia prima la oleorresina del pino tropical caribe? ¿el calentador solar de agua tropicalizado? ¿el hervidor solar unifamiliar? ¿el módulo interactivo solar instalado en el Museo de los Niños en Bogotá? ¿el molino tropical de doble efecto? ¿las bombas de camisa manuales para extraer agua de pozos profundos? ¿el ariete y las microturbinas hidráulicas? ¿los paneles solares? No tienen que ir tan lejos, en Bogotá pueden informarse en la Av. Circunvalar No 20-90.
El rincón de Dios
“Una mirada a nuestra vida y una llamada a ser signos de fe y de esperanza en medio de una realidad llena de retos, de sufrimientos, de crisis de valores” Pbro. Diego Uribe Castrillón – Propuestas de esperanza de Adviento.