Ante la magnitud de los perjuicios que puede sufrir el país cuando esas manifestaciones se conviertan en hechos, abundan las expresiones de “si Petro reflexionara”, de “si rectificara”, de “si corrigiera”, de si…
No estoy en capacidad de saber si Petro alguna vez ha deliberado sobre algo, pero en cambio sabemos que jamás ha rectificado. Su pensamiento es inapelable y su ejecución se viene confiando a individuos de impecables credenciales revolucionarias. Salvo dos o tres afiliados al liberalismo y al novedoso conservatismo castro-chavista, la segunda fila de funcionarios está compuesta invariablemente por incondicionales, cuya obediencia está reforzada por la ineptitud, la ignorancia y el fanatismo.
Más culpable que la ministra de Minas es, sin embargo, el de Hacienda. Cargado de años, de títulos y experiencia, no tiene la excusa de la ignorancia y de la impericia, para paralizar la inversión, incrementar el desempleo y dar impulso a la inflación.
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Grandes anuncios de la semana: La desvertebración del sistema pensional y el subsidio permanente para millones. ¡Ruina para los futuros pensionados y júbilo para quienes gozarán del despojo de los primeros, en la inicial hoguera inflacionaria!
También tendremos 100.000 “jóvenes de paz”, dizque para alejarlos de la delincuencia, con $ 800.000 mensuales. Se disipa entonces la primera gran incógnita sobre el destino de los recaudos de la reforma tributaria, que no será para fomentar el empleo productivo, sino para remunerar los inevitables “colectivos”, sin los cuales es imposible consolidar una revolución.
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Así, una después de otra, resurgen las tenebrosas propuestas del incorregible Petro. Es verdad que faltan muchas, como aquella de limitar a 65 m2 el espacio de las familias en sus casas, pero ¿hasta cuándo?
En su más reciente artículo para El Tiempo, recordando quizás al viejo Petro, el doctor Germán Vargas Lleras hace una pregunta. A pesar de su mutilación digital por cortesía de las Farc, Vargas Lleras empuña la pluma cuando inquiere si también habrá ocupación de casas y apartamentos… Buena pregunta, ahora que sabemos que la Policía apenas dispone de 48 horas para proceder a la restitución del bien a su poseedor legítimo.
Como no hay revolución si la “reforma agraria” no va seguida de la “reforma urbana”, la ocupación de inmuebles habitacionales es una amenaza que ahora pende sobre el país, y hace muy bien Vargas Lleras en preocuparnos…
Lástima que, como jefe político, senador y vicepresidente, no haya jamás movido un dedo para detener el avance de Petro hacia el poder. No fue el único que omitió oponerse al avance de la revolución, pero la negligencia culpable o la colaboración vergonzante de la mayor parte de los políticos en su ascenso jamás será excusable.
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¡Papito, papito… Quiero ir al entierro de la reina!