Lo anterior ha llamado la atención de Vargas Lleras, cuyo partido, Cambio Radical, declaró la independencia y a los de la U y el Liberal que andan en consultas con sus parlamentarios con el propósito de retirar el apoyo directo al gobierno declarándose también independientes. Empieza a desbaratarse la mayoría parlamentaria de la aplanadora del gobierno en el congreso que, ojalá, contribuya a que propuestas inconvenientes o exageradas deban revisarse.
Pocos están en desacuerdo con la transición energética que impulsó exitosamente el presidente Duque, y ahora se propone como panacea, que no es tan sencillo como parece, las energías eólica y solar apenas surten el 10% de las necesidades en el planeta y el ejemplo está a la vista: Europa depende de los suministros de gas y petróleo rusos, pero con la guerra de Ucrania y el apoyo brindado a ese país se ha generado el bloqueo por parte de Putin al suministro de combustibles y obliga a Europa a devolver la película sobre el uso del carbón y el apagado de las plantas nucleares dejando de lado teorías de “contaminación ambiental”. A pesar de la tecnología y el aspecto financiero favorable, no es posible acelerar allí la producción de energías limpias a corto plazo y, para nosotros, depender de Venezuela para el suministro de combustibles que acá tenemos, sería un riesgo atroz mirando que ese país bajó su producción de tres y medio millones de barriles por día a novecientos mil, a pesar de tener las mayores reservas de petróleo del planeta.
Los ministros deberían estudiar antes de hablar barrabasadas como las del mininterior o doña Irene: el primero asegura que la Constitución “obliga a quitar” y, la segunda, ni se sabe que dijo en el congreso minero y propone que los países desarrollados regresen al pasado. Si solo pensaran, no tendrían la necesidad de retractarse a menudo, buscar apoyos de su jefe, que también parece despistado, o recurrir a diferentes mentiras para tratar de desvirtuar las críticas virales en las redes.
El Rincón de Dios
“La humildad levanta el corazón y la soberbia lo abate” San Agustín