Mis seres queridos se preocupan por la franqueza de mis comentarios y aunque a mi edad en la que como dice un tangazo estoy "casi llegando al campo sagrado" ya pocos temores albergo, prefiero no ocasionarles preocupaciones adicionales a las que el actual estado de cosas de suyo les acarrea.
Kenneth Galbraith publicó hace tiempos un libro muy interesante que en alguna ocasión les di a leer a mis discípulos: "La Era de la Incertidumbre"(vid. https://libronube.com/donate/9/) El título me sirve para ilustrar la situación que actualmente experimentamos los colombianos, que genera incertidumbre desde muchos puntos de vista.
Se anuncia la promoción de cambios profundos en nuestra sociedad, si bien ignoramos cuáles puedan ser su contenido y su intensidad. Si vamos por el camino de la evolución o el de la revolución, no lo sabemos. Todo dependerá de las circunstancias.
Hace algún tiempo publiqué un escrito titulado "Velad y Orad". Los creyentes en el Evangelio encontramos que ello cobra especial sentido cuando atravesamos por circunstancias difíciles. La oración nos consuela, nos fortalece y nos trae la luz de la esperanza. Quiera Dios que seamos capaces de afrontar las dificultades que sin duda alguna sobrevendrán y que de las pruebas a que nos veamos sometidos resulte algo mejor para todos.
De poco valdrá, en todo caso, excitar a la jauría que probablemente comenzará dentro de poco a aullar para silenciar a las voces disidentes. Es algo inherente a regímenes como el que se instalará el 7 de agosto próximo. Muchos políticos ya se están protegiendo al ofrecerle con hipocresía manifiesta su apoyo, en espera de las prebendas y , sobre todo, para protegerse de las persecuciones. Aquéllas quizás se queden en el aire, pero las segundas no tardarán en producirse.
Como sucede con ciertas enfermedades, lo preferible es guardar cama y dejar que evolucionen. Mutatis mutandis, eso haré. No es ya el caso de dar coces contra el aguijón. Resulta más aconsejable evitarlo.