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Ariel Peña               

Se dice que la política  es la actuación pública de las pasiones privadas, y otros la identifican como un engaño general para satisfacer apetitos personales; de ahí que casi de manera común se toma a la mentira como una forma de hacer política, situación que ha sucedido a través de la historia universal, pues  es algo que se ha creído  normal, sobre todo en las sociedades subdesarrolladas; sin embargo, aparte del engaño dentro de la lucha por el poder, encontramos que una combinación perversa se da cuando se junta una ideología totalitaria con la mentira; y no hay que hilar muy  fino para saber que en Colombia la ideología totalitaria está representada en el marxismo leninismo, que acompaña en la actualidad al candidato Gustavo Petro con  sus diferentes grupos y partidos que conforman el Pacto Histórico.

Pierre-Joseph  Proudhom, uno de los principales libertarios del siglo  XIX, que apabulló los dogmas totalitarios de Karl  Marx, expreso: “El  problema no está en saber cómo seremos gobernados, sino como seremos más libres”; para el caso colombiano se podría tener en cuenta esa consigna, pero desafortunadamente si un régimen comunista  se posesiona el 7 de agosto, de hecho será liberticida, en atención a que el sometimiento absoluto de las masas es una condición necesaria para consolidar la dictadura.

Por el conflicto político-militar que ha vivido en  décadas el país, se volvió  prácticamente intocable la dogmática marxista leninista, que ha realizado un trabajo ideológico importantísimo durante más de 60 años en la educación, los sindicatos y  las organizaciones sociales, mediante un discurso miserabilista, que también ilusiona a la población con una supuesta redención, utilizando además a  la violencia en contra de la ciudadanía sin importarle su condición social, como el sacrificio propiciatorio para alcanzar el “paraíso comunista”; semejante espejismo, propio de las  alucinaciones marxistas, es el responsable de la tragedia que ha vivido el país en varias décadas con las guerrillas marxistas de las Farc y el Eln, especialmente.

Al no haber existido una confrontación ideológica de fondo en contra del  comunismo, por parte de las fuerzas democráticas, hemos llegado a la situación en que actualmente nos encontramos, con unas estructuras comunistas a las puertas de la toma del poder, que impulsaran un proyecto político en contra de la libertad y la democracia, si ganan las elecciones el próximo 19 de junio.

No cabe duda que, la génesis del conflicto en Colombia, es responsabilidad absoluta del comunismo para la toma del poder, desde hace varios años, lo que también llevó a la degradación del conflicto con la lumpenización del enfrentamiento, adobado con el narcotráfico que financió también al paramilitarismo, al que, según un importante periodista fallecido en el 2021, lo calificó como “el hijo bastardo de la guerrilla”.

En consecuencia, el debate ideológico en contra del marxismo leninismo lo han convertido en una anatema, ya que, en la academia, la política, los medios de comunicación, las organizaciones sindicales y sociales no se ha presentado. Y algunos sacan la excusa de la intolerancia; cuando en primer lugar hay que establecer la responsabilidad del marxismo por las implicaciones horrorosas que ha generado el conflicto armado, con el agregado que traería un gobierno comunista en caso de ganar Petro las elecciones, subrayando que por mala que sea toda situación es susceptible de empeorar.

Para volver más intocable al marxismo y evitar la batalla ideológica, sus dirigentes lo ocultan con diferentes atuendos, haciéndolo llamar indigenismo, bolivianismo, ecologismo, feminismo, progresismo, movimientos alternativos y otras  denominaciones; siendo evidente que  cuando se les plantea un  debate sobre la vigencia histórica del comunismo a los militantes de esa corriente, se paralizan y por ello usan diversas argucias  para desviar el tema.

De tal manera que lo más preocupante del candidato presidencial Gustavo Petro, es su ideología, que llevará a la práctica cuando este en el manejo del estado, resaltando que para llegar a ese objetivo los comunistas tiene la ecuación, que afirma: “Hay que ser flexibles en la táctica, pero radicales en la estrategia”; así que las mentiras que ha dicho constantemente Petro hacen parte de su ideología, en donde la verdad es un prejuicio burgués, que desaparece a base de mentiras, puesto  que en el estatismo hegeliano, el comunismo esta hermanado con el fascismo y el nazismo  por su matriz totalitaria.

Publicado en Columnistas Nacionales

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