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Rafael Uribe Uribe  

Parece que no todos vemos el borde del abismo en que está nuestra patria y esto nos mueve a explorar la estrategia de la oración. No me apena con mis lectores no creyentes, muchos me tolerarán. Este escrito de Jesús Vallejo nos sugiere ese camino basado en sucesos creíbles.

“He visto en las redes sociales la homilía de un sacerdote que dice que cuando los comunistas tomaron el poder en Portugal, Sor Lucía tuvo una revelación de la Santísima Virgen según la cual, si un millón de portugueses se unían en el rezo del Rosario, el país superaría ese flagelo. Y así ocurrió. Los comunistas sólo duraron un año en el gobierno.

Algo parecido sucedió en Austria para impedir su anexión al Imperio Soviético después de la II Guerra Mundial. Se cree que la resistencia ciudadana, alimentada por la oración, logró que los rusos desistieran de someterla al régimen de sus demás satélites de la Europa oriental.

Colombia afronta hoy el mayor peligro de su historia, consistente en que un comunista como Gustavo Petro triunfe en las próximas elecciones presidenciales. Desde hace más de noventa años nuestro país ha venido defendiéndose del asedio rojo. En buena medida, las peripecias de nuestro devenir histórico a lo largo de casi un siglo se explican en función de la amenaza comunista, que pudo conjurarse en las últimas décadas del siglo pasado gracias al apoyo popular a los dos partidos históricos. Pero la crisis de estos, aupada por la Constitución de 1991, ha dado lugar a una dispersión de las fuerzas políticas que favorece a los extremistas de izquierda. Colombia es hoy un país desorientado que ofrece un terreno fértil para la acción de demagogos y aventureros.

Los creyentes consideramos que la Providencia actúa en la vida de las sociedades. Y en situaciones tan inciertas como la que atravesamos hoy en nuestro país, pensamos que la oración es un remedio eficaz para encauzarlo por buen camino.

Hay que rogar para que la Comunión de los Santos ilumine a nuestros dirigentes y al pueblo en general para que en los procesos electorales que se avecinan se obre con buen sentido y logre evitarse la caída en el abismo hacia el que nos llaman las fuerzas disolventes y malignas que lidera Gustavo Petro.

Insisto en el carácter demoníaco de este oscuro personaje que se niega a dar explicaciones convincentes sobre su pasado guerrillero y no muestra señal alguna de arrepentimiento por las tropelías en que incurrió haciendo parte del tenebroso M-19.

Su proyecto político delirante es totalitario y liberticida. Su modelo se inspira en los regímenes imperantes en Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Es incomprensible que dirigentes que se dicen liberales lo estén apoyando.

Nosotros estamos, como suele decirse, dejados de la mano de Dios.

Volvamos nuestra mirada hacia Él, pera que nos proteja de tan ominosas perspectivas.”

Publicado en Columnistas Nacionales

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