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Pbro. Mario García* 

El pasado jueves, la Corte Constitucional, que como en tantas otras oportunidades se comprometía en una tarea que no le corresponde, dejó en suspenso la decisión sobre la despenalización del infanticidio abortivo en Colombia. Ya conocemos que al aceptar el impedimento del magistrado Linares, votaron ocho magistrados; y que cuatro de ellos (Antonio José Lizarazo, Alberto Rojas, José Fernando Reyes y Diana Fajardo) lo hicieron a favor del aborto, y cuatro (Paola Meneses, Cristina Pardo, Gloria Ortiz y Jorge Enrique Ibáñez), en contra.  Y que, en consecuencia, dos conjueces escogidos por la misma Corte: Julio Andrés Ossa y Juan Carlos Henao, deberán ahora definir asunto tan trascendental.

Hoy, El Espectador -¡otra entre mil veces!- editorializa sobre el tema. Y el texto con que se despacha tiene tales características que no puede uno calificarlo de otra forma que con las palabras que he puesto como título a este comentario: una sucia y artera presión. Nada extraño, por lo demás, tratándose de ese diario… Hay, en esa parrafada, afirmaciones sencillamente falsas unas, y calculadamente engañosas otras. Comencemos por el título del editorial: “LA CORTE CONSTITUCIONAL LES FALLÓ A LAS COLOMBIANAS”. ¿A las colombianas?... ¿a todas?... Insinúa tramposamente el periódico que todas las mujeres de Colombia desean que se las autorice para matar a los hijos en su vientre. Y luego va el ponzoñoso editorialista deslizando frases y haciendo afirmaciones de un bien calculado propósito, que no resisten un análisis serio y objetivo, que buscan evidentemente intimidar a los conjueces que habrán de decidir,  y que darían pie a argumentos que prueban todo lo contrario de lo que él dice. “El aborto salva vidas”. ¡No, que no!: el aborto consiste en segar vidas indefensas… “La Corte…claudicó al momento de tomar una decisión valiente”… Sí, yo diría que claudicó al no cumplir con lo que es su deber: proteger el derecho a la vida, ese sí fundamental e indiscutible, de los niños no nacidos. “Todavía queda la posibilidad de que los conjueces entren en razón (yo subrayo, para hacer ver la intención sibilina…) y vean que el país necesita proteger los derechos de las colombianas”. ¿Y los de los niños inermes que esperan ver la luz?...

Y todavía el diario de los Cano -¡ay, qué diría Don Fidel!, en otro lugar, por ahí en un parrafillo de última página, aparentemente anodino y ligero, apunta : “La buena noticia es que uno de los dos conjueces…es el exmagistrado…Juan Carlos Henao, un hombre de posturas progresistas. La mala es que el otro es Julio Andrés Ossa, de pensamiento conservador.” ¿Podrá ser más evidente la tortuosa intención de intimidar y condicionar? Si eso no es presión indebida, ¿cómo podría llamársele?

* Mario García Isaza c.m., Ibagué, enero 23 de 2022.

Publicado en Columnistas Nacionales

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