¿Qué hace alucinar a un insospechado filipino de nombre Jacob Irusta, quien vive en las proximidades de Igorote, en La Cordillera Central, al norte de la isla de Luzón, al igual que a un maestro de escuela en Tromso llamado Arild Asbjorn acostumbrado a observar la puesta boreal mientras las ballenas retozan frente al sol de medianoche en la escandinava Noruega? Entre otras cosas, el ser afectos a estos contenidos que han sido capaces de conquistar los públicos más heterogéneos. Luego de regresar de los arrozales, Jacob Irusta llega a la casa de su madre Elena para disfrutar de la impactante serie pálpito. Un día de mucho esfuerzo lo compensa con una buena cena frente al televisor. Es tan partidario de la historia que invitó a sus muchos amigos a verla. Creando un grupo de WhatsApp en donde analizan los pormenores de la buena trama. Los sábados se reúnen en un bar y allí continúan su arduo debate. Arild Asbjorn limpia sus gafas mientras explica matemáticas a sus alumnos de secundaria del Solneset Skole. Al terminar la clase les recomienda ver accidente. Un estudiante italiano se entusiasma tanto que le escribe a su padre Aldo Abatino, un maquinista que labora en Tren des Merveilles (Tren de las maravillas) una locomotora que va desde Niza hasta Tende, un pueblo en los Alpes frontera con Italia y situado a más de 1000 metros de altitud. Este se comprometió en verla al regresar en tres días a Niza. Al volver a Francia se encerró en su habitación de hotel para disfrutarla completa. A la una de la madrugada llamó a su novia belga Axelle Vermeulen, una enfermera que labora en el hospital San Javier de Brujas. Su voz entrecortada por la emoción hizo que la mujer se interesara en la serie. Aprovechó sus horas de descanso para observar dos capítulos. Fue tal el impacto que generó en Axelle que recordó que cuando ella contaba con catorce años, un niño del vecindario murió intoxicado en una fiesta infantil. Un pastel contaminado trajo consigo una tragedia en donde veinte infantes se vieron involucrados. Aquello fue un escándalo de grandes proporciones en la tranquila vida de la ciudad. La investigación policial no pudo encontrar al culpable. Desde aquellos días las cosas no fueron iguales en Brujas. Se desataron un sinfín de teorías que condujeron a mayores dudas. Solo se supo que el responsable fue un albanés que huyó a Budapest. Una pesquisa independiente encontró mayores precisiones en Tirana. Se trataba de un albañil de nombre Beslán Muca. Una bomba cayó sobre su vivienda perdiendo a su único hijo. El domicilio se incendió por los cuatro costados. Un hombre petrificado por el dolor lo sacó en brazos para enterrarlo en un bosque. Luego de un largo tratamiento psiquiátrico, se dedicó a trabajar en una reconocida compañía infantil que llegó a Bélgica en 1984. Todo parecía andar bien, hasta que aquel día, precisamente en el aniversario de la muerte de su hijo, de pronto enloqueció, queriéndose vengar de todos. Se disfrazó de payaso y en un descuido del maestro repostero introdujo una sustancia tóxica en dos de los cuatro pasteles. Los niños se desplomaron como fulminados por un rayo. Fueron evacuados rápidamente por el personal sanitario. Lamentablemente, Sebastián Lambert, de tan solo ocho años, murió en la emergencia del hospital San Javier. El monstruo nunca fue hallado. La sola evocación la llevó a llorar. Sin embargo, siguió disfrutando de accidente como una fiel discípula. Y así como Axelle un sinfín de televidentes extasiados ante tramas bien construidas desde la vastedad castellana. Con la originalidad tan prolija que termina por cautivar al más de los exigentes. Ahora el mundo es un control. Nuestra elección es cosmopolita. Cada uno la concebirá desde su perspectiva. Que guste a distintos públicos solo es posible cuando la originalidad brota de una genialidad con destellos de luz.
Pálpito es una inmensa prueba de amor que asciende hasta los traslúcidos altares para posteriormente abrazarse con la miseria humana. Cuatro personajes que van más allá de un corazón sustraído de manera atroz e ilegal. El toque sobrenatural que ronda la historia edulcora con mucha propiedad la violencia que genera este sórdido mundo. Cada frase es un arquetipo que ata cada escena. Otro aspecto son los contextos con una naturalidad que el personaje nada como pez en el agua. La magia del escritor transforma el tráfico de órganos en una urdida trama en donde la pasión nos arrebata hasta el punto de conducirnos al desiderátum del éxtasis estremecedor.
¿A quién se le ocurre un terrible accidente con niños que saltan en un brinca- brinca? Eldetalle de un descuidado padre que no sujeta adecuadamente el inflable, poniendo mayor énfasis en una llamada que cambiaría sus vidas. Sin saber que precisamente su negligencia haría que las mismas se transformarían en un infierno. El accidente acaba con la paz de varias familias con pretensiones. ¿Acaso en el fondo ya no estaban destruidos al manifestar un desmedido interés material en donde los verdaderos sentimientos también habían volado hace tiempo? La manera como el autor juega con los elementos la hace un verdadero deleite para el espectador. Es sugerente y atrapante hasta el punto de impedirte dedicarte a otra cosa que no sea disfrutarla. Es por ello que es la serie número uno en el mundo.
Dos magníficas obras escritas por un venezolano que tiene al país en la brújula de su destino. Una forma de atravesar los senderos que nos conducen al encuentro de un planeta que anda en la búsqueda de identidad. En la epidermis de la conciencia, Leonardo Padrón transita como extasiado en un atardecer caraqueño lleno de bullicio y autenticidad citadina. Acá están sus raíces, así sea un huésped de primera clase en el universo de los personajes. El gran protagonista de su propia obra. La nación es cada párrafo escrito poniendo énfasis en los sentimientos. Sus historias son como ráfagas cautivadoras, una sutil manera de contarnos el paisaje del alma humana con sus virtudes y defectos.
@alecambero