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Néstor H. Martínez  

No se trata de pillar a un candidato, sino de discernir acerca de la realidad de sus propuestas.

El debate ‘De los que son’, organizado por EL TIEMPO y ‘Semana’, evidenció lo conveniente que son para la democracia la confrontación de ideas y, por qué no decirlo, la importancia de la verdad en la dialéctica política. La grandilocuencia de Gustavo Petro y su recurso a contestar todo, sin vacilación alguna, adornado de un uso excesivo de la estadística, de las experiencias internacionales y hasta de la Biblia, más recientemente, hacen sospechar de sus respuestas. Se trata de una erudición artificiosa. Durante la hora en que intervino el candidato de la Colombia Humana en el debate, le contamos exactamente 30 inexactitudes. Unas piadosas, otras menos y algunas pecaminosas del todo, en grado de mentira absoluta.

No se trata de pillar a un candidato en mentiritas, sino de discernir acerca de la realidad de sus propuestas y de su lealtad con el país. Lo primero que quedó claro es que en el curso de su aspiración, el candidato está dispuesto, a cualquier precio, a vender confianza en su proyecto electoral. Afirmó que el Pacto Histórico alcanzó “el primer lugar en las listas de Cámara” y que está muy cerca de ganar en primera vuelta, “porque alcanzamos el 47 % de los votos del total de las consultas”, no obstante que, para ello, le hacen faltan más de 5 millones de votos, asumiendo que a las presidenciales concurra el 50 % del censo electoral.

Faltó a la verdad en el momento de someterse al escrutinio de sus amigos, aliados y asesores. No tuvo reparo en afirmar: “Los señores de las Farc no son mis amigos”... “Yo no he defendido a ‘Santrich’ ”. Y guardó silencio cuando se le indagó sobre la integridad de su equipo de asesores más íntimo.

En su afán de mimetizar su ideología de extrema, que produce tanta incertidumbre y temor, olímpicamente expresó: “Yo nunca he hablado de expropiación”. Y contra toda evidencia, intentó tomar distancia de su liderazgo en los recientes paros: “Quien bloqueó las carreteras de Colombia no fue Petro, fueron los camioneros”.

Dada su mala fama de gerente público, confunde al ciudadano con cifras inexactas sobre sus ejecutorias. Dice que los homicidios pasaron en el período 2012-2015 del 22 al 15 % en Bogotá, cuando dicha tasa por cada cien mil habitantes subió del 17,8 al 18,7 %. Indica que entregó “45 sedes nuevas de colegios públicos”, mientras la Contraloría Distrital sostiene (EL TIEMPO, 19/11/2015) que “no ha entregado uno nuevo en su mandato”. También dijo que entregó 1.400 aulas de preescolar, pero en el 2019 afirmó que habían sido 200 menos.

Lo más grave para el país es que a partir de su conocimiento ficto construya propuestas de gasto social carentes de sostenibilidad. Por ejemplo, dice tener $ 30 billones para entregar una “renta vital”, equivalente a medio salario mínimo, en favor de 5,8 millones de madres cabeza de familia. El problema es que en Colombia hay 12,3 millones de madres cabeza de familia, por lo cual su propuesta está desfinanciada en $ 42 billones de pesos adicionales.

Afirma que el Estado paga hoy $ 18 billones anuales en pensiones y menciona haber encontrado una varita mágica para liberarlo de esa carga financiera, consistente en expropiar los ahorros pensionales de los trabajadores de esta generación, administrados por los fondos privados de pensiones. Todo indica que no tiene presente que hoy salen del presupuesto nacional, para pagar pensiones, $ 42,4 billones, según cifras del 2021.

Petro no se preocupa en aumentar la productividad nacional para lograr más impuestos y más empleos, sino en ahuyentar la inversión. Sostiene que su reforma fiscal consistirá en suprimir todas las exenciones y deducciones, “que hoy benefician a los privilegiados”, lo que aumentará el recaudo en $ 50 billones. Pero, según un estudio de ‘Forbes’, con datos del Gobierno, tales beneficios ascienden al doble: $ 100 billones, que se le quitarán al sector privado, sin ningún criterio selectivo, solo para aumentar el gasto populista improductivo.

Taponazo. Hay que celebrar que los partidos tradicionales quedaron con una amplia mayoría en el nuevo Congreso.

https://www.eltiempo.com/, Bogotá, 19 de marzo de 2022.

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