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Néstor H. Martínez  

Lo más grave es que a esta hora no se sabe qué se hará con todo este dineral.

La economía mundial entrará en una profunda recesión el próximo año. En el documento del Banco Mundial ‘Is a global Recession Imminent?’ se afirma que el decrecimiento global está siendo inducido por la política de los bancos centrales de aumentar las tasas de interés para combatir la inflación, producto de la guerra en Europa del Este y de la expansión del gasto público mediante el cual se enfrentó la pandemia del coronavirus.

La situación que se describe puede llegar a ser apocalíptica, especialmente en las economías emergentes. Se prevé que el PIB de la eurozona será negativo en cerca de un punto, jalonado por la situación de Alemania, particularmente, y, entre nosotros, para citar un ejemplo, la economía chilena caerá entre -1,5 % y -0,5 %, según proyecciones de su banco central, para no hablar de Estados Unidos, cuya economía sigue recalentándose, y de la situación de China, cuyo PIB crecerá a la mitad del promedio de los últimos años. En estos países nadie les echa la culpa los gringos. Están concentrados es en lo que debe hacerse, para que la recesión cause los menores estragos posibles.

En esta ocasión no se recomiendan políticas anticíclicas que expandan el gasto, por su impacto inflacionario. Lo que sugiere el Banco Mundial es “generar inversiones adicionales y mejorar la productividad y la asignación de capital, que son fundamentales para el crecimiento y la reducción de la pobreza”, lo que solo se logra con políticas que no generen incertidumbre y con un régimen fiscal competitivo.

Aquí hacemos oídos sordos a los consejos. La reforma tributaria impone tasas efectivas de tributación que desanimarán nuevas inversiones en el país, golpearán el mercado de capitales y le chuparán al sector productivo cerca de 100 billones de pesos en el próximo cuatrienio. Obstinadamente se optó por aprobarla esta semana, sin reparar en el hecho de que las finanzas públicas se están indigestando por el buen desempeño del recaudo, que este año ha crecido al 36 %, lo que significan $ 21 billones adicionales de ingresos para el Gobierno, que no estaban en sus cuentas.

Y está proyectado que lo mismo ocurra el próximo año, por lo que la Andi ha sostenido que en estos dos años, sin contar con las rentas de la reforma tributaria, la chequera del Estado crecerá en total en $ 82 billones de pesos. ¿No son suficientes? ¿Y tampoco los $ 30 billones adicionales que, según el marco fiscal de mediano plazo, saldrán el año entrante de las utilidades de Ecopetrol? Lo más grave es que a esta hora no se sabe qué se hará con todo este dineral.

“Ojalá no nos llevemos la sorpresa de que, para consolidarse en las regiones, con ocasión del próximo año electoral, el Gobierno se dedique a regalar el dinero a manos llenas”

Aun así se aprobó la reforma. Minhacienda dijo a EL TIEMPO: “(Este dinero) lo vamos a gastar en programas sociales, más los programas de paz que incluyen la erradicación de cultivos ilícitos”. Pero su jefe acaba de decirles a los directores de medios que se usará para infraestructura de educación y acueductos, incremento del subsidio a la madres cabeza de familia y la capitalización del Banco Agrario. Por ahora, nada se dice del subsidio a los pensionados, de los médicos domiciliarios y del subsidio a los desempleados, que se mencionaron en la campaña.

Solamente en marzo próximo, mediante una adición presupuestal, se conocerá la verdad. Mientras tanto seguiremos jugando a la gallina ciega y el Gobierno, con las alforjas repletas. Ojalá no nos llevemos la sorpresa de que, para consolidarse en las regiones, con ocasión del próximo año electoral, el Gobierno se dedique a regalar el dinero a manos llenas, lo que nos metería en una trampa perversa, presionando más la demanda y, por supuesto, la inflación.

El Emisor habla de un crecimiento del 0,5 % para el 2023. Su modelo no incorpora los efectos de la gula tributaria, la reforma laboral, la reforma pensional, la reforma de la salud, la nueva política minero-energética... todo lo que hará más doloroso el ciclo económico. Ojalá nos equivoquemos, pero no fue así cuando predijimos que el dólar llegaría a 5.000 pesitos.

Taponazo. ...y recordar que Colombia fue el único país del mundo que no entró en recesión en la crisis mundial de los años 30.

https://www.eltiempo.com/, Bogotá, 6 de noviembre de 2022.

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