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Luis Fernando Álvarez

El artículo 258 de la Constitución Política dispone que el voto es un derecho y un deber ciudadano. Teniendo en cuenta que la Carta establece que la soberanía reside en el pueblo, es menester concluir que el ejercicio del sufragio es una expresión voluntaria de cada ciudadano, razón por la cual en Colombia no existe el voto obligatorio, ni mecanismo alguno para determinar quiénes votan en uno u otro sentido, ni quiénes, al ejercer el derecho al voto, lo hacen a nombre de un determinado partido o movimiento político. Este esquema, que opera para todo tipo de votaciones, es aún más claro en tratándose de los procedimientos que corresponden a las diferentes formas de expresión de la democracia directa o participativa, como el referendo, el plebiscito, la consulta y la revocatoria del mandato a gobernadores y alcaldes.

Así las cosas, es un absurdo presentar el procedimiento para la revocatoria del alcalde Daniel Quintero como un problema de confrontación entre el expresidente Álvaro Uribe y el Centro Democrático contra el movimiento político de Gustavo Petro, por su respaldo al alcalde. La revocatoria del alcalde es en realidad un tema de reacción racional de la ciudadanía con un líder político, que a través de sus palabras y ejecutorias ha ido perdiendo credibilidad y legitimidad

Es tan cierto lo afirmado que los promotores de la revocatoria, en su gran mayoría, simplemente vienen actuando como ciudadanos comunes e independientes, cuya iniciativa de alguna manera ha recibido respaldo por parte de distintas fuerzas sociales y políticas. Aplicar una lógica reduccionista, haciendo de la revocatoria una propuesta de un determinado líder político, como el expresidente Uribe, tiene como único objetivo acarrear efectos negativos para los principales actores involucrados en el proceso, en beneficio exclusivo de quienes consideran que deben apoyar al alcalde y oponerse a la revocatoria. En efecto, vincular el procedimiento con el expresidente y su partido político puede hacer que muchos partidarios de la revocatoria, que por distintas razones no comulgan con las ideas del expresidente, opten por no votar en favor de la revocatoria. De la misma manera, puede suceder que ciudadanos seguidores del expresidente, pero enemigos de la revocatoria, terminen absteniéndose, por considerar que hay una indebida injerencia del uribismo.

En fin, como dice el compositor guatemalteco; al señor alcalde y sus partidarios hay que recordarles que el problema no es de un expresidente de la República —que, entre otras cosas, no ha expresado su posición con respecto a la revocatoria del alcalde—, el problema tampoco es de un partido político, el problema no es de ciertos grupos o movimientos sociales, el problema no es de determinados contratistas, el problema no es de usuarios de servicios públicos, el problema es de toda la ciudadanía invadida por un sentimiento de engaño, de rechazo, de pérdida de representatividad y credibilidad, factores que hacen perder el respaldo que en principio tuvo el alcalde y constituyen punto de partida para la revocatoria de su mandato.

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 07 de enero de 2022.

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