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Humberto Montero    

El multimillonario dueño de Inditex, Amancio Ortega, a la sazón fundador de Zara y del mayor emporio textil del planeta, ha nombrado heredero. Heredera, para más señas.

Se trata de su hija Marta, que comenzó doblando ropa en una de las tiendas del grupo, aunque luego fuera a dormir a una cuna de oro. A fin de cuentas, Marta Ortega algún día heredará una buena parte de todo el imperio Zara (Stradivarius, Pull&Bear, Bershka, Massimo Dutti, Oysho, Zara Home y Uterqüe), además de un patrimonio inmobiliario colosal. Y es que el patrón de Inditex, uno de los hombres más ricos del mundo (el undécimo, según la lista “Forbes”, con una fortuna de 67.000 millones de euros) tiene un hijo varón, Marcos, con parálisis cerebral, y una hija de su primer matrimonio, Sandra, de 53 años, nacidos de su primer matrimonio con Rosalía Mera, co-fundadora de Inditex, aunque su “niña bonita” es Marta, que hará 38 años el próximo enero, nacida de su segundo matrimonio con Flora Pérez. Aunque Sandra, con una fortuna estimada de 6.300 millones de euros, herencia de su difunta madre, y Marcos recibirán su parte del negocio en forma de acciones, será Marta la elegida para llevar las riendas del grupo.

Dirán ustedes, con toda la razón del mundo, que a quién demonios le importa todo esto, ya que al fin y al cabo se trata de una empresa familiar por muchas 6.654 tiendas que tenga Inditex en 96 países del mundo (216 online), entre ellos Colombia, y pese a que dé empleo a 144.00 trabajadores. Pues a la malpensada y sarnosa izquierda filocomunista que defiende la dictadura cubana, las cleptocracias de Maduro y Ortega, y sonríe a Putin y a los chinos, aunque todos sueñen con viajar a Nueva York a hacer sus compras navideñas aprovechando el muy capitalista y favorable cambio euro-dólar.

Toda esta panda de vulgares charlatanes rojos que recelan de los ricos porque ellos mismos son incapaces de hacer dinero honradamente al margen de la política y del Estado -del dinero de los demás, en definitiva- ha salido en tromba criticando el anuncio de que Pablo Isla, actual mandamás de Inditex por la gracia de su máximo accionista, dejará de ocupar la cúpula de la firma en favor de Marta, acusando a Amancio Ortega de “cargarse la meritocracia”. ¡Manda huevos!, por no ponernos vulgares.

La izquierda que socava un día sí y otro también la meritocracia, sello de las democracias liberales, se atreve a acusar de despotismo a un gran empresario que decide legar su firma a una hija.

Quizá ese sea el problema, que el fundador de Inditex y dueño absoluto de la empresa ha nombrado a una mujer como heredera. Porque, al fin y al cabo, solo a Amancio Ortega le puede importar, ya que es el máximo accionista, si su decisión es errónea o no. Y solo Marta Ortega, que ha crecido desde pequeña conociendo al detalle los entresijos de la empresa familiar, sabe lo que de verdad se cuece en un negocio cuyos centros de producción están al 53% en las proximidades de donde se fundó el primer telar hace casi medio siglo. En Galicia.

Y es que una empresa familiar es como la monarquía: los fundadores tienen el privilegio de formar desde la cuna a sus cachorros y de nombrar sucesores, y así hasta que el infinito de sus acciones se lo permita. Pero la izquierda rabiosa, a la que todo le parece mal, ama al papá Estado democrático que les consiente alcanzar el poder sin mérito alguno salvo el engaño, para llenarse los bolsillos y nombrar ellos a sus sucesores con el dinero ajeno. El mundo al revés

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 07 de diciembre de 2021.

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