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José Manuel Acevedo 

Hay que contener el descaro con memoria y la alharaca de los victimarios con la voz de las víctimas.

Si algo no se les quitó a los miembros de las Farc en estos años después de firmado el acuerdo de paz es su infinita capacidad para ser cínicos. Lo mismo les da cuando tienen a las víctimas frente a frente y no se les sale ni una lágrima o cuando programan homenajes al ‘Mono Jojoy’ para celebrar su vida y obra. Igual, cuando hablan de los abortos de cientos de mujeres en sus filas pretendiendo que todos ellos fueron ‘voluntarios’ o cuando se inculpan sospechosamente del asesinato de Álvaro Gómez Hurtado en medio de muchas contradicciones. Y ahora están pidiendo que se investigue a fondo el que ellos consideran un crimen de la mayor gravedad: la operación que dio de baja a ‘Alfonso Cano’, el número uno de la narco-guerrilla en su momento; un mártir de la revolución, según ellos, que murió indefenso mientras escribía manifiestos de paz.

El día que las Fuerzas Armadas dieron con 'Alfonso Cano', pesaban sobre él más de 200 órdenes de captura por delitos asociados al secuestro, masacres y terrorismo en contra de miles de colombianos y, por lo menos, unas 4 condenas que implicaban penas de más de 40 años. Ni a 'Reyes', ni a 'Cano' ni a 'Jojoy' los dieron de baja mientras tendían puentes de reconciliación y paz, pero las Farc, ahora desde sus curules en el Congreso, están dedicadas a reescribir la historia.

Mientras la Procuraduría señala –¡con razón!– a los miembros de esa guerrilla de haber sometido a esclavitud y trabajos forzados a quienes tuvieron secuestrados por años, los dirigentes de las Farc salen en guayabera negando que algo de eso hubiera ocurrido; posando de perseguidos, como si no fueran suficientes los videos que el país conoció de los campos de concentración en los que tenían a policías, políticos y civiles de todo tipo. Como si los testimonios de quienes sobrevivieron fueran pura carreta.

Por eso digo que los máximos dirigentes de las Farc son unos cínicos de tiempo completo. Pero me preocupan más sus "próximos"; los que callan frente a estas declaraciones desafiantes; los que reclaman con vehemencia el cumplimiento del acuerdo de paz, pero solo miran al Estado para exigirle y nada les piden a los regordetes camaradas. Bajarles la vara consistentemente y darles las gracias porque ya no están echando bala, sino solamente hiriendo con sus palabras, es lo único que falta para capitular totalmente en la defensa del Estado social de derecho en Colombia.

Es una lástima que las recientes expresiones de la senadora Victoria Sandino hablando del delito de lesa humanidad que se cometió contra 'Alfonso Cano' solo hayan ameritado el reproche de un sector de la sociedad y del Gobierno, cuando la sanción social y la memoria, insisto, deberían ser las cartas de todos los colombianos frente a quienes hicieron tanto daño y ahora están recibiendo tanta impunidad.

No entendieron nada. Ni los dirigentes de las Farc, ahora convertidos en políticos del partido Comunes, ni los que sostienen el acuerdo de paz y teniendo la oportunidad de recriminar a los mentirosos y manipuladores de esa guerrilla simplemente guardan silencio. No entendieron que a los colombianos nos pusieron a tragar una vez sapos muy grandes, pero que, tal vez, dos veces nos quede imposible. No entendieron nada los que recibieron una oportunidad del tamaño de una catedral y la desaprovechan con cada desplante colectivo, con cada afrenta a las víctimas y con cada negación. Hay que contener el descaro con la memoria y la alharaca de los victimarios con la voz potente y necesaria de las víctimas.

https://www.eltiempo.com/, Bogotá, 08 de noviembre de 2021.

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