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César Salas Pérez   

Es sumamente preocupante lo que acontece en el “gobierno del cambio” cuando se trata del nombramiento de ministros, directores y gerentes de instituciones y empresas del Estado o entes descentralizados.

Al parecer hay ciertos requisitos sine que non que Petro exige: Ser activista enceguecido de la izquierda, tener antecedentes penales, fiscales o disciplinarios y haber sido en la vida un Benedetti, es decir, un camaleón político, corrupto, mañoso a quien la justicia lo declaró intocable y quien siempre se fue arrimando al árbol que daba más frutos así en el fondo no sea un árbol sino más bien una plaga comunista, un Benedetti que sabe cómo fue que Petro se ganó la presidencia pero que su silencio vale oro porque si habla, se cae el establecimiento.

Pues bien, el segundo paso para destecnificar y politizar todo el aparato estatal es presionar a los funcionarios experimentados, tecnócratas y con antigüedad en esas instituciones para que renuncien y se marchen al mejor estilo de una implosión molecular disipada que propicie el control autoritario del respectivo ente estatal.

Esos dos ingredientes son un cóctel excesivamente tóxico para la libertad y la democracia al que fácilmente podríamos llamarlo la radicalización socialista marxista del desgobierno petrista.

Francamente, es innegable el hecho de que el que gana las elecciones gobierna con sus amigos, patrocinadores y potenciales aliados, así ha sido siempre. Lo que no podemos entender es ¿por qué Petro quiere gobernar con los más ineptos y cuestionados al mismo tiempo sin tener al menos a alguien medianamente probo e inteligente que lo aconseje?

Jamás vimos esta debacle estatal en tan poco tiempo de parte de un presidente de la República quien indiscutiblemente, sigue al pie de la letra el libreto Chavista de aniquilar lo bueno de sus antecesores, de destruir sobre lo construido, de pensar absurdamente en que antes de este mesías nada servía y que ahora todo lo que él predica es útil y hace parte del cambio. Ciertamente, entre el discurso y la ejecución hay mucho trecho, y este desgobierno ni idea tiene de qué significa la palabra ejecutar en el mundo de la gobernanza.

El siniestro plan no tiene marcha atrás, destecnificar y permitir que verdaderos ignorantes tomen las decisiones trascendentales en este país es un paisaje. Ahora, tener Maestría y Doctorado sea aquí o en el exterior, de nada sirve porque Petro nombra de ministro o embajador o de director a una persona sin formación académica, sin experiencia en el sector o en la cartera, eso sí, mal hablados y perversos, a cambio del agradecimiento del mesías nombrando en estas altas dignidades a quienes escribieron maravillas de su vida subversiva y su comunismo recalcitrante en redes sociales o en los medios, gente con características de terroristas de la primera línea, a amantes poéticos de las guerrillas criminales, a disfrazados académicos con armaduras de odio socialista y resentimiento empoderado, a influencers agitadores de nuevas violencias, y en general, a individuos que tienen el alma retorcida pero con deseos de venganza en contra de todo aquel que no esté en sintonía con el tal gobierno del cambio.

Muchos lectores se preguntarán ¿por qué es importante la tecnocracia en el Estado? Solo les puedo decir que la respuesta no les cambiará la vida pero sí les abrirá un poco la mente. Su importancia radica en que el tecnócrata, en el desempeño de un cargo público, es el que aplica medidas eficaces que permiten el bienestar de la sociedad o de un sector determinado, fundamentando con normatividad, con evidencia,  datos y presupuesto sus decisiones, sin apasionamientos ni consideraciones ideológicas, dejando atrás las “ Petroburradas”, es decir, estar enfrascado en el discurso, en ese verbo perverso y dañino del “ haremos, construiremos, diseñaremos, cambiaremos, perfeccionaremos y cualquier emo” que realmente no conduce a nada pero que engaña y enamora a incautos y a gente docta como pasó en 2022 en la campaña del hoy presidente.

Seguir destecnificando el aparato estatal es darle cabida a la ignorancia, al error, al derroche del dinero de los contribuyentes, es como una vena rota pero de corrupción y clientelismo. Contrario sensu,  ese proceso engrandece a Petro, lo vuelve caudillo, mucho más misógino, con ínfulas de dictador y único dueño de la verdad revelada porque no habrá voz calificada que se atreva a controvertir las decisiones del gobernante y no habrá fuente sería a quien acudir para solicitar información de tal o cual tema de interés nacional o territorial ya que la realidad es asaltada por la manipulación, el maquillaje de cifras y datos, en general, el triunfo total de la demagogia y la especulación.

En otras palabras, la ciencia y la tecnología ya no harán parte del sistema de gobierno porque el capricho y el autoritarismo petrista la detestan y trabajan a toda marcha en su abolición. Los ciudadanos ya ven esto en las reformas de salud y pensional que cursan en el lamentable congreso de la República que mas se parece a una notaria del gobierno donde sus ministros y funcionarios activistas hhablanen su defensade cualquier babosada pero sin evidencia técnica comprobable. Van a los municipios y encaran a los pobres funcionarios y ganan aplausos para vender sus nefastas reformas.

El plan comunista avanza pero la Colombia con dignidad no se rinde.

Publicado en Columnistas Nacionales

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