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Alfonso Monsalve Solórzano

El fin de año está mostrando la catadura de este gobierno, que seguirá proyectándose como una pesadilla en estas fiestas.

Yo hubiese querido comentar en profundidad el ridículo, que podría traer consecuencias desastrosas para el país, de Petro en la Cumbre Climática, que señala a todos los que no están de acuerdo con él y votan por gobernantes de derecha, de ser personas que le abren la puerta a Hitler; y que asimila el cambio climático a lo que ocurre en Gaza, para defender a los terroristas de Hamás. O del peligro inminente que corre el país de que sea nombrado un fiscal petrista. Pero creo que hoy debo concentrarme en la política de salud de este gobierno, mediante el análisis de dos temas estrechamente relacionados.

La reforma a la salud está a nueve artículos de ser aprobada en la Cámara de Representantes para hacer su tránsito el año entrante en el senado. Entregaron a la ADRES el manejo de los recursos para pagarles a las IPS de forma directa, al menos, el 85% de las facturas, sin control previo. El festín de los corruptos. ¿Se imaginan la indigestión de recursos, las coimas y las extorsiones para qué funcionarios públicos todopoderosos paguen una factura? El antiguo Seguro Social será un juego de niños frente a este botín.

La indignación nacional se expresó de la mejor manera a través de un mensaje en X en el que la joven influencer de 17 años, Jerome Sanabria acusó a la reforma en curso de establecer un monopolio estatal: “Su reforma propone dejar en manos del Estado (monopolio) los servicios de salud. ¿En dónde van a quedar las 14 mil IPS? “

Petro ante semejante pregunta, hecha por una menor de edad muy inteligente, se vio obligado a responder, negando que habría monopolio y que los pacientes conservarían el derecho a elegir su médico e IPS:

“Mi querida amiga Jerome, las 14.000 IPS, la mayoría privadas, mi dato es 18.000, se organizan todas en redes regionales. El paciente, al ser remitido por enfermedad escoge libremente su médico(a) y por tanto su IPS”. Y agregó: “La Adres paga la factura de la IPS, un 85% en un mes previo auditaje. Así que las 18.000 IPS, la mayoría privadas, se verán entonces, fortalecidas La libre elección del paciente de su médico determinará en el mediano plazo un crecimiento de calidad en las IPS”.

¡Qué capacidad de mentir! El texto que se aprobó NO dice que las facturas tendrán previo auditaje.

¡Y qué capacidad de pasar por buenas mercancías baratas!: ¿libertad de elección por parte de los pacientes y fortalecimiento de las IPS privadas? ¿Cómo podrían darse tal libertad si la gente tiene que empadronarse para recibir el servicio y dependerá de una “oferta” sesgada y completamente recortada del sistema a través de los administradores de los centros de salud locales que tienen, además, la orden de fortalecer las IPS del estado y desaparecer las EPS que queden en tanto que gestoras de salud, las cuales, además, sólo podrán funcionar por sólo dos años? ¿Cómo se garantizarán los tratamientos que están por fuera del ámbito estrecho de la región, especialmente en pacientes provenientes de lugares sin cobertura de especialistas, que ahora gestionan las EPS?

Estamos a merced de un presidente que miente compulsivamente con tal de sacar adelante su “reforma”. Pero también, de un ministro de salud, que ha liderado este engendro, con una formación académica de excelencia en el campo de la medicina, quien en medio del debate en la Comisión Primera del Senado donde se le preguntaba por el desabastecimiento de medicamentos, que crece día a día, dijo, al hablar de las vacunas contra el COVID, sin ruborizarse: “…Con excepción de los que cogimos Sinovac (…) todas las vacunas entraron aquí sin permiso. Fuimos y nos convertimos en un experimento. No podemos seguir experimentando con la comunidad colombiana, y menos con los indígenas, los negros y los más pobres de este país”

¿Qué tal? En una emergencia mundial causada por la pandemia del COVID, se utilizaron por primera vez en la historia de la humanidad técnicas de ARNm que permitían producir vacunas con la prontitud requerida, pero con los controles y restricciones necesarios para garantizar su eficacia, controles encabezados por la Organización Mundial de la Salud y el Invima, que autorizaron su uso en Colombia. Y esas vacunas salvaron millones de vidas en el mundo y cientos de miles en Colombia.

La verdad es que se entregó, por parte del ministro Ruiz y del presidente Duque toda la información disponible, información que circuló por ciudades, campos, comunidades étnicas, para que los colombianos decidieran si se vacunaban o no. Fue una decisión informada y no fue una medida obligatoria. Cada cual escogió entre aplicársela o no. Y la cantidad prevista de vacunas se aplicó, lo que señala que la aceptación racional de la aplicación de ese medicamento entre nosotros. Vacunación que, como dije, salvo decenas de miles de vidas en el país. 

El fondo de la cuestión es que ese ministro, para desviar la atención sobre la ineficiencia de su ministerio y del actual Invima -quienes  no han dado trámite a la solicitud de importación de medicamentos, lo que está causando muertos y poniendo en peligro a miles de ciudadanos; ni dieron curso a la entrega de vacunas, a las que dejaron vencer por desidia- ahora ideologiza el debate, y se le sale su profundo odio a la ciencia “imperialista” de occidente -aunque claro, Sinovac, que fue la que se aplicó, también es de un imperio, solo que no el norteamericano-.  Como quien dice, las vacunas no tienen valor por sí mismas, sino por quién los produce. Si son chinas, son buenas. Si son rusas, mejor, y si son cubanas, la epifanía, porque ellos no participaron en el experimento mundial.

El ministro cree que los ciudadanos son brutos. Y, además, expuso su profundo racismo y odio de clase: porque ¿qué ocurre con los colombianos que no son negros, ni indígenas, ni pobres? ¿Y qué con la clase media? ¿Y los ricos, qué? ¿Esos sí pueden ser objeto de experimento, o hay que protegerlos, pero menos? Yo creía que estábamos en un estado en el que se respeta la autonomía del individuo y pensaba que la vida de todo ser humano era un derecho humano irrenunciable, pero la afirmación del ministro, que se dice defensor de los derechos humanos plantea lo contrario.  Con su afirmación, además discrimina a los indígenas, a los negros y a los pobres de nuestro país, pues cree que él tiene la potestad de pensar y decidir por ellos.

Y a la mentira y el engaño del presidente y el ministro, producto de su ideologización abstrusa, se unen algunos representantes a la cámara del partido conservador, el partido de la U y del partido Liberal, que han decido vender su alma al diablo, que se han prestado a aprobar este engendro por un plato de lentejas. Estos ni siquiera tienen la excusa de la ideología, lo único que buscan es llenar sus arcas a costa de la salud de los colombianos. Corrupción en doble vía. Esa del que peca por la paga y el que paga por pecar, como ya ha sido denunciado por otros parlamentarios, miembros de la sociedad civil y personas indignadas. Es asqueante e inadmisible. Deben ser expuestos al público para que la gente los identifique y nunca más vuelva a votar por ellos. Y las directivas de sus partidos deben sancionarlos sin contemplaciones, so pena de convertirse en cómplices de esta canallada.

Para el debate en el senado el pueblo colombiano debe estar preparado. Tendría que movilizarse masivamente y exigir a los directivos de los partidos conservador, liberal y de la U y a sus senadores que voten contra la reforma.

Es que el palo no está para cucharas: si la aprueban, destruyen lo que ha tardado treinta años en construirse y mucha gente morirá por desatención y falta de medicamentos, mientras atan un nudo adicional al control político de los colombianos a través del manejo de su salud. Un retroceso de 30 años.

 
Publicado en Columnistas Nacionales

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