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Alfonso Monsalve Solórzano

A quince días de las votaciones regionales y locales, el panorama electoral para Petro es muy complicado. A la fecha, todo indica que va a perder el control de las grandes capitales, Bogotá, Medellín y Cali; también será derrotado en Bucaramanga y, de lejos, en Barranquilla. En las gobernaciones, al menos en la mayoría de ellas, ocurre algo similar.

Claro que tendrá el poder de chantajear a los nuevos mandatarios, negándoles los recursos que desde el presupuesto central se asignan a los departamentos y a los municipios, como ya hace con Antioquia a la que le comunicó que no dispone de recursos para terminar las obras de infraestructura vial, con lo que los dineros que se necesitan para terminar obras como la del túnel del Toyo, que pondrá al Urabá antioqueño a 4 horas de Medellín, aunque, en su venganza, perjudique a muchos departamentos porque la vía los sitúa mucho más cerca de lo que están hoy del caribe y del canal de Panamá. Y como recorta los de Bogotá para sus obras estratégicas.

Pero aun con esa posibilidad que pende como una espada de Damocles, los demócratas de Colombia tienen el deber de ganar esos municipios y gobernaciones porque en ellos vive la mayoría de los colombianos; aunque, por supuesto, el triunfo en otros municipios y departamentos también es importante para la supervivencia de la democracia. Veamos: ganar en Bogotá sería un golpe muy fuerte para Petro, porque considera a esa ciudad, la más importante del país, su feudo; vencer en Medellín, la segunda urbe de Colombia es sacar al petro-quinterismo del gobierno y del saqueo al que ha sido sometida y recuperarla para que siga siendo un baluarte de la libertad en Colombia; ganar en Cali, la tercera ciudad de la nación es demostrar que no es cierto que el suroccidente es el bastión del petrismo; conservar Barranquilla es dejar claro que la costa no es tierra fértil para el proyecto petrista, e igual ocurre con Bucaramanga.

Lo mismo se puede decir de sus respectivas gobernaciones. Por eso preocupan los sondeos que dan a Luis Pérez Gutiérrez en Antioquia como ganador, aunque ya hay una encuesta digital, la de Atlas Intel, con sede en Brasil - que fue la encuestadora más precisa en Estados Unidos en el 2020, en el plebiscito constitucional de Chile en 2022 y en las primarias argentinas de 2021, y que en Colombia en las presidenciales fue calificada con 8.7 sobre 10- que pone a Andrés Julián Rendon por encima de Pérez. Como sea, no hay que bajar la guardia en este departamento, porque el objetivo es que los dos cargos queden fuera del control de Petro.

Ganar en las grandes ciudades es una manera de contrarrestar políticamente el poder central que ejerce Petro desde la presidencia. Será un golpe a la poca legitimidad que reclama y un debilitamiento muy importante de su margen de acción política. En efecto, su posibilidad de reelección o la de poner un títere en las presidenciales del 2026, si estas tuviesen un importante margen de confiabilidad, se verá menguada dramáticamente, pues no controlar las grandes masas de población lo hará un perdedor seguro; por otra parte, el poder local y regional contrario a Petro abre una vía para resistir un posible fraude en las regiones y municipios. 

Perdería, también, manejo en el actual congreso, cuyos integrantes se cuidarán mucho de contrariar a sus electores, lo que pondría un límite a su capacidad del presidente de comprarlo con mermelada como hace ahora. Esta situación, además, impediría la aprobación automática de sus acuerdos con los grupos armados con los que aspira a cambiar la Constitución para instaurar el modelo estatista y convertir a Colombia en un estado paria, por la puerta de atrás. No sería, en efecto, posible un acuerdo sin estar avalado por un plebiscito o referendo sobre el principio de un ciudadano un voto (sin sufragios preferentes en razón de etnia o condición social, económica o cultural, como acostumbrar a hacer estos personajes para torcer la balanza de la democracia). Un plebiscito tal derrotará a Petro de manera contundente. Y también tendría muy difícil la repetición de la maniobra perversa de Santos de hacer pasar el plebiscito perdido de manera aleve y mañosa por un congreso empapado de mermelada.

Por otra parte, con un congreso que tendrá a la vista los resultados de las elecciones regionales y locales, no sería el manso instrumento para elegir los magistrados a las altas Cortes que Petro pretende y el poder judicial tendría un mayor poder de maniobra de manera que no tenga que elegir la candidata a la Fiscalía que el presidente propone.

Por supuesto, ganar las elecciones del 29 de Octubre no supone la solución definitiva para detener la ofensiva de Petro contra el estado de derecho, porque la realidad es que las negociaciones con las guerrillas narcotraficantes, con sus objetivos de soberanía territorial y oficialización de sus ejércitos privados, continúan; de hecho, hoy influyen decisivamente en los territorios que controlan y no hay indicio alguno de que entregarán las armas y , a lo sumo, buscarán ser cooptados por nuestras fuerzas, con  poder de mando y decisión estratégica para cambiar su composición -proceso que ya comenzó Petro – y su ideología. Este, por su parte, mantiene la iniciativa de los cien mil jóvenes pagos, que se constituirán en su guardia pretoriana; tiene casi tres años para hacerlo.

Y mientras transcurre la campaña, Petro intenta arrodillar el país que no se pliega a sus absurdas exigencias o, caprichos. Por eso, aunque busca aprobar la reforma a la salud en el congreso a punta de mermelada, simultáneamente, adelanta su nefasta reforma de facto, ahogando a las EPS negándoles los recursos que requieren, para que fracasen, se quiebren y/o sean intervenidas por el nuevo látigo de este gobierno autocrático que son las superintendencias, a las que también usa para para apropiarse de las cajas de compensación que funcionan, por el pérfido motivo de que son copropietarias de importantes EPS y por ese camino las controla.

En su personalidad delirante, se alinea esta semana al eje Irán – Rusia, defendiendo el absolutamente indefendible ataque terrorista de Hamas, que se ensaña con niños y civiles israelíes. Después de trinar o compartir más de 160 veces mensajes contra Israel, víctima de un ataque terrorista del grupo fundamentalista islámico Hamas, al que ha defendido en todos los tonos posibles, y   de comparar la Franja de Gaza con el campo de concentración nazi de Awschwitz, ha llegado al punto de decir que “Hamás es el invento de la Mosad (agencia de inteligencia exterior israelí) para dividir el pueblo palestino y tener la excusa de castigarlo. El terrorismo, como decía Habermas, como toda violencia, es la ausencia de comunicación". https://www.eltiempo.com/politica/gobierno/petro-dice-que-hamas-es-invento-de-la-mosad-para-dividir-a-palestina-816180).

Impresionante. Hamas es un invento de Israel, pensado por este para sabotear a la Autoridad Nacional Palestina, ANP, en su esfuerzo de lograr un acuerdo de paz que lleve a la existencia plena de un estado palestino que garantice la existencia de Israel, porque, según Petro, este país busca dicho acuerdo de palabra, aparentando ante la comunidad internacional, pero lo dinamita bajo cuerda, pues su objetivo real es quedarse con todo el territorio palestino y expulsar o matar a sus ciudadanos.

Petro pareciera decir que, en un momento dado, Hamás se le salió de control al Mossad.  El problema de su teoría es que esa organización practica el terrorismo, oprime, usa como escudos humanos y asesina a los propios palestinos, violando las leyes internacionales de los derechos humanos con su propio pueblo, y a gran escala; además  matar a civiles israelíes, incluyendo niños de meses y tomar rehenes , a los que lleva a Gaza, y para hacerlo, cuenta, adicionalmente apoyo de Hizbolla, grupo chiita que bombardea cuando puede y mata cuando puede en Israel al que ha prometido desaparecer de a faz de la tierra, igual que su mentor Irán.

La cita de Habermas es, por otra parte, descabellada, pues defiende que Hamas es el resultado de la ausencia de comunicación. La verdad es que si ha habido una ausencia de voluntad de comunicación es la de Hamas, que dice que toda negociación con Israel es inútil y solo le sirve su destrucción.  Lo de Habermas es absolutamente lo contrario: el diálogo y el respeto al derecho internacional es la vía para solucionar los conflictos, mucho más los que como este tienen profundas raíces históricas y muchas heridas abiertas. Hamas es el peor enemigo del pueblo palestino. en la lucha por su soberanía y el derecho a ser un pueblo plural, lejos de las garras del fundamentalismo chiita. Coincido con Bukele cuando dice que lo mejor que le puede pasar al pueblo palestino y  su lucha por un estado soberano, es que Hamas desaparezca por completo.

De la misma manera, Petro es el principal enemigo de la paz en Colombia: habla con sus iguales, pero se niega a escuchar a la sociedad civil que no piensa como él. Y, por l vía del medio, nos está aislando internacionalmente.  Su actitud abre el camino al infierno, que, en este caso, no está empedrado de buenas intenciones. Por eso, hay que salvar nuestra democracia, ganando las elecciones de octubre y resistiendo pacíficamente y con la ley en la mano, todo intento de cambiar nuestro estado de derecho por una dictadura.

 
Publicado en Columnistas Nacionales

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