Facebook

     SiteLock

Última hora
El turismo que no necesita Colombia - Miércoles, 01 Mayo 2024 04:44
Cuatro temas de actualidad - Miércoles, 01 Mayo 2024 04:44
Bifurcación - Miércoles, 01 Mayo 2024 04:44
Impuesto a Pensiones y Expropiación de Ahorro - Miércoles, 01 Mayo 2024 04:44

Juan David Escobar Valencia

Los que no tienen principios, o los únicos que tienen son contables, prefieren cortar la maleza cuando esté demasiado alta en vez de erradicarla. Por eso terminan convertidos en cómplices de los delincuentes, pero disfrazando su pequeñez moral y tibieza con una supuesta superioridad moral autoimpuesta que busca que creamos que la tolerancia al mal es virtud, y que quienes se niegan a rendirse y convivir con el mal son guerreristas.

Los aliados del mal quieren hacer ver a los que no lo son, como los verdaderos peligros de la sociedad. Por eso les fastidia que les recuerden que su tolerancia con los delincuentes no es un signo de superioridad moral, sino todo lo contrario. Por eso su compulsión a encubrir a los delincuentes y a lo delictivo con eufemismos, cambiándole de nombre a las cosas y personas, como cuando dicen: “retención” en vez de secuestro, “actor político y rebelde” en vez de narcoterrorista, o “alternativo” a quien quiere destruir la democracia y el respeto por la ley establecida.

Simón Bolívar, que no era perfecto ni sin pecado, no dudó en gastarse su vida en la defensa de la libertad, principio fundacional y supremo de una sociedad viable y digna. Los fundadores de EE.UU. estaban empeñados en defender principios que permitieron el crecimiento más acelerado de cualquier nación en la historia. No estaban pensando en “negociar” con los violadores de la libertad. No estaban dispuestos a quedar en la picota pública haciendo acuerdos con delincuentes. No iban a premiar a los verdugos de la libertad con eufemismos como “perdones sociales” ni confundieron “acuerdos de paz” con pactos de apaciguamiento extorsivo de impunidad, como el expresidente que pretende ingresar a la lista de “santos colombianos”. Tampoco hicieron “oposición constructiva” ni jugaron a hacer de “policía bueno”. El método del policía bueno y el malo puede ser de utilidad cuando tienes capturado al delincuente, pero no cuando es el delincuente quien tiene capturada a la sociedad.

Los empresarios no deberían apoyar a gobernantes corruptos ni enemigos de la libertad y la democracia. Pero los ciudadanos sí deben saber cuáles empresas apoyaron ciertas campañas políticas y tienen el deber de aislarlos y hacerles daño donde más les duele, el bolsillo, no consumiendo ni comprando nada de ellos. ¿Será posible que conozcamos las listas de quienes financiaron ciertas campañas? Al menos la financiación legal, porque la otra no la sabremos nunca. ¿Y también la lista de congresistas de todos los partidos que por burocracia vendieron sus principios, en el supuesto caso que tenían?

Es necesario al menos recordar la importancia de los principios, y que hay un costo de mayor dimensión temporal y existencial por tolerar y negociar con tiranos y autócratas, como lo hizo Europa con Rusia y el mundo con China, y permitir que secuestradores y narcoterroristas accedan a las posiciones directivas y de representación social, como ya saben dónde. No tener una sociedad y democracia perfecta no da licencia para destruirlas.

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 13 de marzo de 2023.

Publicado en Columnistas Nacionales

Compartir

Opinión

Nuestras Redes