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Héctor Hoyos Vélez 

Es grave que el ex guerrillero no haya sido electo sino impuesto.

Es grave que al imponerlo las instituciones de control y de justicia lo hayan permitido a pesar de múltiples denuncias, muy probablemente porque las amenazas al orden público por la familiaridad con las vías de hecho y su costumbre de acudir a ellas, lo convirtieron en intocable.

Es grave el juego sucio empleado para “quemar” los candidatos que se le oponían, que quedó evidente y que, no obstante, se atrevieron a conseguirle los 3 millones de votos en la registraduría para superar los votos legítimos del pueblo.

Es grave que hubieran convertido a candidatos genuinos en fichas del juego de tahúres engañando al pueblo en las elecciones parlamentarias y en las dos vueltas presidenciales.

Es grave entonces que destruyeron la institución garante de la democracia, se apropiaron de ella y la seguirán utilizando para someter a los ciudadanos de Colombia a sus propósitos de dictadura comunista.

Es grave que haya tantas zonas del territorio nacional bajo control total de grupos armados narco terroristas donde votar por el ex guerrillero fue una obligación bajo amenaza de muerte, y peor, que nadie haya movido un dedo para anular las elecciones en esos territorios.

Es grave que los dineros del narcotráfico y de los carteles de la contratación hayan financiado la campaña política del guerrillero a cambio de “perdón social” y no extradición y que semejante crimen no tenga consecuencias hasta el punto de que se le conceda el poder al que armó tamaño concierto para delinquir.

Es grave que el plan de gobierno del ex guerrillero intenta destruir y no mejorar lo que por años de construcción institucional, Colombia ha conseguido en beneficio de toda la sociedad, sistema pensional, sistema de salud, aparato productivo.

Es grave que estos delincuentes vienen ahora a convocar un Acuerdo Nacional como si no hubiera pasado nada y que por supuesto muchos partidos políticos en el congreso tienen la capacidad de tragarse las ofensas a la democracia y al pueblo de Colombia y mucha más capacidad de tragar mermelada.

Y es lo más grave, que lo que pretenden los que manejan al ex guerrillero en el poder, es destruir nuestra identidad nacional construida con fundamento en la civilización cristiana, un pueblo libre, orgulloso de su historia, creyente, pro vida, noble y solidario, y reemplazarla por la cultura neocomunista de control de la población.

Pero, aunque todo está muy grave no estamos de muerte. Al observar el mapa electoral, los departamentos más pujantes del país le dijeron No al guerrillero, y conscientes de la trascendencia del cambio del sistema democrático a una posible dictadura comunista, de este pueblo libre, participativo, emprendedor, pujante, innovador y en pleno camino de progreso y bienestar, podemos oponernos al desastre que se viene.

En primer lugar, son los departamentos más productivos del país, cualquier decisión que atente contra la libre empresa vía impuestos confiscatorios como los que pretenden, que atente contra los ingresos de la clase media dueña del 90% de las pequeñas y medianas empresas, que atente contra la propiedad privada de la tierra, que atente contra los derechos adquiridos en materia de salud y pensión, etc., debe tener la oposición férrea que haga imposible nuestro sometimiento. Los parlamentarios tan acomodados tendrán que enfrentar a las organizaciones regionales que debemos conformar para garantizar nuestros derechos.

En Antioquia muchos grupos de empresarios, reservistas patriotas y líderes de varias épocas están pensando en su independencia, o en un sistema federal o como se piensa, autonómico. Tal empresa es de dimensiones colosales ,pero muestra el propósito de organizarnos para que sean las regiones las que impongan a sus congresistas los principios y valores no negociables con el gobierno del ex guerrillero. Lo que más indigna, es la experiencia con la revocatoria del Alcalde de Medellín que comprueba la manipulación perversa y corrupta del sistema electoral que lo ha impedido, porque obedece a los intereses políticos de la misma mano negra que impuso al ex guerrillero. Nosotros sabemos que esos vendepatrias que vendieron Isagen, vienen por EPM y por Antioquia y no lo vamos a permitir.

Que la fuerza de nuestro amor a la Libertad destruya los partidos políticos de congresistas enmermelados no es problema nuestro, es la consecuencia de su tradicional juego contra los intereses del mismo pueblo que los elige.

Lo importante es que esto que en Antioquia se gesta debe ser promovido y organizado en cada departamento que le dijo No al ex guerrillero.

Colombia sigue unida en su esencia, aunque dividida en la política, por cuenta de la perversidad de los mismos que se robaron el plebiscito.

¡No estamos de muerte!  Estamos en pie de lucha y no confiaremos nuestro destino a nuestros enemigos dueños del sistema electoral que maneja cualquier consulta popular, llámese plebiscito, o referendo convocado por ellos para someternos, y mucho menos vamos a confiar nuestra vida a los congresistas que velan por sus propios intereses, por lo cual, si no atienden nuestras exigencias deberán responder por las consecuencias de una desobediencia civil general o a la desmembración del país, o incluso a una guerra civil, pero someter a Colombia a un régimen socialista en nuestros territorios comenzando por Antioquia sin consecuencias, sí que es iluso de parte del nuevo gobernante y de su recua de bandidos.

Aquí está en juego nuestra patria, nuestros valores republicanos, nuestra dignidad, nuestra civilización, nuestra cultura, nuestro patrimonio, nuestro esfuerzo, luchas y trabajo, de generación tras generación, y nuestra propia historia y el futuro de nuestros hijos; en fin, está en juego Nuestra Libertad.

Publicado en Columnistas Nacionales

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