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Luis Alberto Ordóñez*

Para cualquier persona formada en principios, y con valores claramente definidos, lo escuchado en los videos del candidato Petro con relación a la estrategia, sucia y baja, para sacar del camino a sus contendores políticos, genera preocupación, indignación y lleva a las preguntas de rigor: ¿cuándo caímos tan bajo? ¿En qué momento se perdió la decencia, la gallardía, la clase? ¿Por qué, al más alto nivel, algunos políticos optan por el “todo vale”, por pisotear a sus contendores y escalar sobre sus desechos, después de acabarles su prestigio, honra y dignidad?

En un país, donde la cultura del vivo, la del avivato y donde para algunos el fin justifica los medios, el mal ejemplo que da un candidato que aspira a la más alta dignidad del Estado, refuerza esas malas prácticas y se convierte en una pésima referencia para el futuro ético de la Nación: ¿…si mi Presidente utiliza esas estrategias, porque yo no puede hacer lo mismo…? La forma como sea visto un dignatario se convierte en factor fundamental para el comportamiento de la sociedad, al fin y al cabo, es la representación de la Nación, es el ejemplo a seguir, es el símbolo de la unidad y pasará a la historia como lo hicieron Bolívar, Santander, Padilla y otro lideres de la patria; qué tristeza que en este caso vaya a ser por las malas tácticas, antiéticas y terriblemente dañinas. Además, así será la forma en que nos verá la comunidad nacional e internacional; pregunto: ¿será respetado nuestro Presidente cuando nos represente al interior o en el exterior del país? ¿O será como algunos “presidentes”, actualmente cuestionados, criticados, irrespetados y sin lugar en el concierto de las Naciones porque llegaron y se mantienen en el poder de manera sucia, arbitraria y poco democrática?

Ética, según el diccionario de la lengua española, entre otras definiciones, dice: “… Recto, conforme a la moral… Conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida… Parte de la filosofía que trata del bien y del fundamento de sus valores”. Nada de esto vimos en los videos donde el “selecto grupo de asesores” y el mismo candidato maquinaban cómo acabar con sus inocentes y confiados contrincantes; lo peor es observar que tan ruin actuar no tiene mayores consecuencias. ¿Está enferma la sociedad colombiana? ¿Se volvió normal ver conductas tan fuera de la moral, de los principios de la gente de bien y de los valores que se deberían enseñar en casa, fortalecerse en el colegio y hacer parte del código de comportamiento social? Interesante planteamiento y preocupante realidad.

¿Qué debemos hacer? En mi opinión volver a lo básico, al trillado discurso de los principios y de los valores, pero ya no quedarnos solo en la teoría; hay que ser estrictos en la normatividad de convivencia y castigar duramente a quienes atenten contra la moral y las sanas costumbres, a los que no se comporten éticamente, a ellos, además, hay que sancionarlos socialmente y entre mayores niveles de responsabilidad ostenten, con mayor rigor. Colombia había logrado mejorar la nefasta cultura de los vivos, de los ventajosos, de los que buscan el atajo, de los que utilizan métodos non sanctos como en este caso, sin embargo el retroceso es total; por ese motivo hay que ser contundentes y estigmatizar esas prácticas donde se pretende pasar por encima de los demás; eso es intolerable en una sociedad decente y sana.

Los colombianos debemos entener que nada bueno vendrá si quien nos gobierna llega al poder de esa manera sucia y baja. La experiencia ha demostrado que cuando se ostenta el poder es que realmente se conoce a las personas; ahí ellos y ellas sacan lo peor y lo mejor que tienen en su mente y en su corazón. En esta ocasión, y gracias a los videos difundidos por alguien del mismo Pacto Histórico, tenemos claro de lo que es capaz el candidato de esa agrupación, en manguala con sus “impolutos asesores”, de manera que con el poder en sus manos nada bueno le espera a esta Colombia tan dolida por la violencia, la corrupción y los malos políticos.

Estamos avisados; votemos a conciencia y no dejemos que la majestad de la Presidencia se consiga pisoteando la ética, la moral y dejando el mensaje de que la trampa sí paga.

* Vicealmirante (r). Ph.D.

Publicado en Columnistas Nacionales

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