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John Marulanda*      

En 2013 Moisés Naím, ex ministro de Estado, ex director del Banco Mundial y analista venezolano, publicó "El fin del poder" en donde argumenta que las fuentes de poder tradicionales se habían fragmentado y debilitado. Ahora en el 2022, vuelve con "La revancha del poder: cómo los autócratas están reinventando la política en el siglo XXI", un vibrante ensayo que plantea, no tanto el ejercicio autocrático del presidente Nayib Armando Bukele en El Salvador, si no la teoría de las tres P: Populismo, Polarización y Pos verdad o Propaganda.

"El populismo es simplemente una serie de trucos, tácticas y estrategias para obtener el poder y quedarse en él. Quien lo practica es capaz de usar cualquier ideología y adaptarla, usualmente con el mensaje de que representa a un pueblo noble, explotado por una élite depredadora y abusiva" dice Naím en una oportuna y aguda entrevista de Ricardo Ávila Pinto. Y sí: algo va del Salón Rojo del Hotel Tequendama, símbolo inequívoco del neoclasicismo partidista tradicional colombiano, a la cocina de Rodolfo, mis en scene del populismo electoral en pleno desarrollo en el país. Porque, además, la Polarización política se huele en el aire colombiano: 8 millones de votos por uno de la izquierda y 7 millones por Hernández. Estamos radicalizados y con rabia.

En cuanto a la Pos verdad o Propaganda, las redes sociales obtienen más resultados en el balotaje que las plazas llenas de fanáticos y de curiosos ondeando banderines y tocados con gorras con el nombre de su potencial candidato. Esas redes marcan la diferencia en estas calendas de tecnología comunicacional global e instantánea: nos abruman a todos por igual. Hernández, a sus 77 años, lo sabe bien y con un horizonte de vida limitado solo le resta aplicar su reciente experiencia virtual. No se llega a esa edad sin haber aprendido algo.

La corrupción, que siempre ha sido la comidilla histórica del país, desde Nariño hasta Duque, ha adquirido dimensiones definitivas en esta campaña y se ha convertido en el punto focal de todas las propuestas presidenciales. Cualquier trabajador honrado se duele de los grandes peculados de funcionaros del Estado o de empresas contratistas y oportunistas. Además de su rabioso ataque a los corruptos, "suspender de manera indefinida la operación y funcionamiento de los vehículos y demás equipos destinados al uso de los senadores y representantes a la Cámara", "Voy a arrasar con todos", le dijo a Vicky Dávila, poco sabemos de las propuestas programáticas estructurales de Hernández, aunque esperamos conocerlas en estos días. Con un ideario incompleto - ¿qué va a hacer con la inseguridad que se derrama por todo el país? -  y con ítems aún vacíos, tres semanas le quedan a Rodolfo para llenarlos a satisfacción. Le falta talante de estadista, pero le sobra carácter gerencial.

Solo derrotando la sempiterna corrupción estatal y privada, podremos recomponer el camino de este país ansioso de CAMBIO, otra palabra talismán que atrae incautos, desinformados, oportunistas y aprovechados. Muchos cambios hoy cuando países como Chile, rumbo al despeñadero y Perú, en donde las reservas ejercen poderosa fuerza para la salida del Presidente Castillo y un fiscal investiga un caso de corrupción del primer mandatario, ejercen una poderosa "brisa bolivariana" (Diosdado Cabello) sobre toda la región, que podrá llegar a convertirse en un bloque antinorteamericano amenazante de la seguridad territorial de US.

Publicado en Columnistas Nacionales

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