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Alfonso Monsalve Solórzano

Una carrera electoral es un proceso de largo aliento en el que se deben identificar en distintos momentos qué se está haciendo bien, qué hay que corregir, qué estrategias nuevas se requieren y cuáles deben abandonarse definitivamente.

Esto es válido para el estado, para los candidatos y partidos y también para los ciudadanos. Más en Colombia de hoy en la que la tensión política se vive a flor de piel y cualquier error, equivocación o acción aviesa puede desatar una espiral de violencia de impredecibles consecuencias.

Un primer punto es el siguiente: las instituciones colombianas y los partidos y grupos que participan en la contienda en la perspectiva de defender la democracia y las libertades han sido sordas, o al menos, han actuado con una lentitud desesperante frente al agujero negro que representa el actuar del registrador Alexander Vega y sus erráticas o perversas actuaciones, vaya uno a saber, a escasos 36 días de las elecciones.

Un error de más de 1.500.00 de votos en los formularios E - 14, de los cuales 1.000.000 fueron para el Pacto Histórico, no es admisible, si es que fue un error y no un acto de prestidigitación. Más si se tiene en cuenta que el propio registrador afirmó que dichos formularios fueron ilegalmente intervenidos por jurados electorales por iniciativa propia o presión de los testigos electorales de esa coalición. De repetirse en unas elecciones presidenciales reñidas, una cantidad tal puede inclinar la balanza a favor de un candidato. Esto es más alarmante si es cierto -y aún desmentido- que más de 300.000 jurados pudieron votar dos veces y que el software permitió perfilar jurados a la medida de los amigos de Vega.

Han transcurrido 40 días desde los comicios para congreso y las consultas -más tiempo del que falta para la contienda presidencial- y todo es confusión. La Procuradora Margarita Cabello dijo que todavía no iba a tomar medidas contra el registrador; el Consejo Nacional Electoral hace declaraciones que son un canto a la bandera, y sólo una acción popular para suspender a Alexander Vega parece que es la única medida efectiva que podría hacer curso. ¿Cuánto tiempo necesita la Procuradora? ¿Cuánto el Tribunal Administrativo de Cundinamarca? ¿Qué dice la Fiscalía sobre las investigaciones que inició? ¿El Consejo Electoral no tomará verdaderas cartas en el asunto?  ¿El gobierno de Duque no tiene nada que decir? ¿Cuál es la posición de los candidatos? ¿Y la de los partidos y grupos políticos?

¿Federico Gutiérrez y los partidos que lo apoyan por qué no se pronuncian contundentemente? De hecho, él sería el mayor perjudicado en un posible fraude. ¿Y qué tienen que decir Fajardo y Hernández? Salvo Ingrid Betancourt de Verde Oxígeno y Enrique Gómez, de Salvación Nacional, que han levantado su voz.

Cada día que pasa nos acerca al precipicio de la incertidumbre y la trampa. Las elecciones son la condición necearía para la existencia y supervivencia de la democracia.   Si no hay garantía de transparencia electoral e imparcialidad, serán ilegítimas y el desconocimiento de los resultados podrá provenir de cualquier fuerza que se sienta víctima de las malas prácticas de la Registraduría. Sólo aquellos que se beneficien del caos pueden estar satisfechos con el actual estado de cosas. El fraude sólo sirve para instaurar un gobierno populista afín y proclive a las dictaduras de extrema izquierda de América latina y las fuerzas democráticas lo estarían permitiendo a ciencia y paciencia.

Ahora bien, además de la existencia de un sistema electoral confiable, también se requiere atención a un segundo asunto: el Equipo por Colombia y las fuerzas que gravitan a su alrededor, deberían revisar su estrategia electoral. El ultimo sondeo del Centro Nacional de Consultoría es preocupante: muestra una disminución, en segunda vuelta de los votos por Federico, Fico, Gutiérrez y un aumento de los de Petro, que podría ganar holgadamente en Junio.

No se trata de sentirse derrotado, sino de asumir los hechos. Es una encuesta seria, que ha estado en el rango de certeza similar a otras empresas en encuestas pasadas y hay que esperar que estas aparezcan, para hacer una lectura del momento. Pero insisto, es seria. La explicación podría ser esta: la novedad y la euforia inicial de la candidatura de Gutiérrez alcanzó su pico máximo y ahora hay que esforzarse por ganar los electores con propuestas que apunten a los distintos sectores de opinión. Yo sé que hay 125 propuestas, pero eso hay que concretarlo en mensajes sencillos y repetitivos sobre la solución de los asuntos más urgentes de los colombianos, especialmente lo más más vulnerables, de manera que calen en las convicciones de los ciudadanos.

Más propuestas y menos confrontación personal, como dice el análisis de la Revista Semana de ayer. Más demostraciones de fuerza en las plazas públicas. Más aliados estratégicos. Esto, agrego, sin que eso signifique renunciar a defenderse o a exhibir las inconsistencias, mentiras y engaños de Petro.

Se necesita un timonazo ya en ambos temas. Se nos acaba el tiempo.

Publicado en Columnistas Nacionales

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