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Carlos Salas Silva      

Hablando acerca de la relación pathos-forma, Georges Didi-Huberman dice en una entrevista que un cuadro abstracto puede ser de un extremo patetismo. Al contrario del uso corriente de lo patético como algo sensiblero en extremo, el filósofo francés ha intentado "revalorizar un pathos que no es alienación, sino que da la posibilidad de emanciparse, de cambiar el curso de las cosas".

Cuando pinto pienso y siento. Los pensamientos me producen sentimientos y los sentimientos se despliegan en formas, líneas y planos. ¿Qué alcanzará a percibir quien dialogue con la obra? Sin duda algo que, por ínfimo que sea, será suficiente para justificar mi labor sobre la superficie.

Vislumbrar es apenas un atisbo y no un enunciado.

A veces, en la vida cotidiana, vislumbramos lo que tenemos enfrente y nos conformamos con ese atisbo de presencia, confiados en que los pocos indicios que se presentan sean suficientes, para seguir nuestro camino a pesar de la poca visibilidad, ya sea por la ausencia de luz o porque la niebla nos circunda. Cuando las circunstancias lo apremian decidimos continuar y no detenernos con la certeza de que es preferible el estrellarse a la inútil quietud.

Vislumbrar no es lo mismo que augurar, aunque el que vislumbra augura y el que augura vislumbra. Vislumbrar es más íntimo que augurar. Por eso me atrevo a compartir lo que vislumbro sin pretender estar haciendo inútiles predicciones.

Se comienza a vislumbrar un panorama tranquilizador para las próximas elecciones, aunque nada está garantizado teniendo una Registraduría corrupta que ya mostró los dientes sin que se le haya puesto un estate quieto, y a uno de los candidatos pretendiendo ganar a como dé lugar. Al gobierno le corresponde tomar las medidas necesarias para impedir un fraude del que ya fuimos víctimas en 2014.

Una primera vuelta con dos candidatos disputándose los votos podría evitar una desgastadora segunda vuelta si los figurones, que hacen parte del tarjetón, se retiran decorosamente sin alinearse con nadie, dejando a sus, cada vez más escasos, seguidores decidir libremente entre Fico y Petro.

Por una parte, vislumbro el ocaso del nefasto líder de la izquierda que se ha convertido en una vergüenza pública. Ya se ha visto opacado dejando sus ínfulas goyenechianas que poco le sirvieron para levantar su negra imagen.

Y por otra, vislumbro a Fico con un triunfo similar al del actual presidente Iván Duque. Hay varias similitudes entre las dos campañas y sus perfiles políticos.

Hasta ahí mis vislumbres tan poco cargadas de pathos.

Kyenyke, lunes 4 de abril de 2020.

Publicado en Columnistas Nacionales

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