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Hernán González R. 

Circulan por las redes algunos videos y artículos sobre las modalidades de fraudes electorales empleados en elecciones pasadas y que bien pueden emplearse de nuevo para las elecciones de 2022. A continuación, algunas de estas inaceptables prácticas.

Afirma un primer delator incógnito por temor a que lo asesinen, que el 95% de los políticos en algunas regiones de Colombia acuden a medios fraudulentos para ser elegidos. Manifiesta nuestro delator que participó a partir de 2006 como coordinador de fraudes en cuatro elecciones para Congreso, en dos para alcaldías y en dos para gobernaciones.

Que se inició, cuenta nuestro delator, como mensajero de los dineros para la compra de votos en las elecciones y que, a medida que fue ganando la confianza de sus superiores, se convirtió en coordinador. Esta coordinación la iniciaba desde cuatro meses antes de las votaciones y en 2018 ya devengaba por esta actividad, ejercida por tiempo completo, 5 millones mensuales.

Los coordinadores, continúa nuestro incógnito, empiezan a trabajar en las zonas más pobres con los gamonales, con el fin de convencer a sus votantes e inscribirlos para sufragar solo en ciertas mesas de votación, no en cualquier mesa, para poder contar en los escrutinios de estas con la ayuda de testigos electorales expertos en fraudes.

Los fraudes se realizan de múltiples maneras. La más simple consiste en comprar votos el día de las votaciones a razón de $50.000 por voto por allá en 2010 y hasta $100.000 a $120.000 por voto en 2018. Estos dineros provienen casi todos del narcotráfico.

Un segundo delator nos recuerda que los formularios E14 son la suma de los resultados de las mesas, son las actas de escrutinio de las mesas y se publican en la página web de la Registraduría. Los formularios E24 son la suma de los E14 para una zona electoral. Los preconteos se realizan el domingo de la elección y tan solo tienen carácter informativo.

Pero si mal no le entendí al segundo delator, la ingenua Registraduría les suministra abundantes formularios E14 en blanco a los tramposos para que los llenen a su antojo, antes de que la propia Registraduría monte los resultados en las computadoras para ser enviados por Internet a Bogotá. Esto es, el fraude es manual, no electrónico, y resulta casi imposible de detectar.

Un tercer delator sí habla de fraudes electrónicos, advierte sobre los consistentes en cambiar los votos por medio del software contratado por el Gobierno para enviar los E14 a Bogotá, consolidar y divulgar los resultados del país por medio de la Registraduría. Los programas de software oculto bien pueden durante los milisegundos que dura el envío cambiar al azar algunos votos en favor de Luis el tramposo.

Quizá sería conveniente duplicar el envío a de los E14 a Bogotá por medio de un segundo software contratado por algunos partidos políticos, con el fin de cruzar posteriormente los acumulados por una Registraduría cómplice, con los acumulados por el software paralelo de los partidos. Quien escribe programó computadoras y se atreve a afirmar que revisar un software a cabalidad es tan costoso y difícil como hacerlo.

Nuestros delatores les recomiendan a los testigos electorales marcar con sus firmas los E14, tomarles fotos y sellar muy bien los sobres que entregan a la Registraduría para que esta proceda con sus envíos por Internet. Les recomienda a los electores, así mismo, llevar su propio bolígrafo y no usar los de las mesas de votación.

https://www.elespectador.com/, Bogotá, 18 de febrero de 2022.

Publicado en Columnistas Nacionales

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