Otras opiniones
Carlos Caballero A.
Alterar la terminación de un proyecto en 85 % de ejecución es una pésima decisión económica.
Iván Cancino G.
Hay muy poco compromiso de Rodrigo Granda con la JEP porque él y sus camaradas siguen negando todas las atrocidades que cometieron. Ahí hay mucho que aclarar, por eso vuelvo a preguntar ¿La verdad para cuándo señores de las Farc? ¿La reparación para cuándo respetados exguerrilleros? ¿El reconocimiento de las víctimas de sus actos terroristas para cuándo?
Ignacio Arizmendi P.
Por su admiración al personaje de “Cien años de soledad”, Gustavo Petro adoptó el alias de “Aureliano” cuando ingresó al M-19, la guerrilla que protagonizó numerosos actos criminales. Si bien Petro dejó de pertenecer a la organización, por ratos parece que no se ha desprendido de la ideología con la cual y por la cual hizo parte de ese movimiento dispuesto a conquistar el poder, basado en la dialéctica de las armas, no en las armas de la dialéctica.
Mario González
Unos de los efectos inesperados de la pandemia ha sido el de atizar el inconformismo creciente con las instituciones surgidas de los procesos de integración y cooperación en varios continentes. La insolidaridad de los estados miembros que mantuvieron la producción de tapabocas, ventiladores y medicamentos y de sus farmacéuticas, avivó esa desconfianza en unas instituciones que paulatinamente se fueron convirtiendo en vehículos de Ideologías de deconstrucción y no de creación, refugio dorado de activistas y militantes, y arúspice pretensioso de épocas traumáticas, que luchan por imponer a cualquier costo, incluido el de la fractura del sistema que han infiltrado.
El Colombiano (Editorial)
La mayoría de los analistas cree que el barranquillero terminará negociando y que podrían quedar salpicados los líderes de la Revolución Bolivariana. El desespero de Caracas es evidente.
Miguel Ángel González
Narró la historia una tarde del otoño madrileño de 2006. La filósofa feminista Celia Amorós nos hablaba sobre Clara Campoamor, valiente jurista y fundadora de la Unión Republicana Femenina, movimiento que logró el reconocimiento del derecho al sufragio para las españolas en la Constitución de 1931, pese a la oposición de sus copartidarios socialistas y republicanos, para quienes era una torpeza política abogar por esa causa porque, a su juicio, las mujeres votarían según las indicaciones de sus esposos, sus padres o los curas; un tiro en el pie: conservadores y monárquicos serían los favorecidos. Recordaba la profesora Amorós que la réplica de Campoamor, quien terminaría exiliada en Suiza, donde murió, fue simple pero contundente: el precio del voto femenino no podía ser el chantaje electoral.