Lluís Bussets
Lluís Bassets
Entre todas las numerosas opciones que Putin tenía en su mano, el presidente ruso ha escogido la peor. Desde 1940 no se había producido una agresión injustificada, en contravención de toda la legalidad internacional y de los tratados internacionales, y abiertamente criminal, por parte de una potencia militar, la segunda del mundo, contra un país vecino, soberano y, para mayor vergüenza, pluralista y democrático, a diferencia de la dictadura que encarcela y asesina a la oposición en Rusia.
Lluís Bassets
Fue Juan Goytisolo quien popularizó la expresión en estas mismas páginas en 1999, en un artículo que denunciaba la hipocresía de quienes criticaron la intervención de la Otan para frenar el genocidio en marcha en Kosovo, pero fueron ciegos ante los crímenes del etnonacionalismo serbio. Goytisolo no estaba a favor de los bombardeos, por razones que dejaba entrever en la primera frase del artículo: “Por circunstancias personales, nadie puede detestar más que yo los bombardeos aéreos, aun aquellos que, como pretende el alto mando aliado, causan un mínimo de daños colaterales”. Su madre, Julia Gay, murió el 17 de marzo de 1938 en Barcelona bajo una bomba italiana lanzada por la aviación de Mussolini al servicio de Franco.
Lluís Bassets
Ambos ya son de hecho presidentes vitalicios. Nadie les rechista. Sus modos son expeditivos con quienes se cruzan en su camino. Concentran tanto poder personal como Josef Stalin y Mao Zedong. Comparten la misma misión, basada en una antigua nostalgia y un renovado resentimiento. Se proponen recuperar los imperios perdidos, aunque ni siquiera es seguro que los títulos de propiedad que exhiben, uno respecto a Ucrania y el otro respecto a Taiwán, sean ciertos y legítimos. Será la revancha por las humillaciones sufridas. En manos de Occidente, naturalmente.