Ojalá que los colombianos siempre estuviéramos unidos, no solo en la alegría o el duelo, y avanzáramos juntos en la construcción de una patria mejor; lograrlo, es cuestión de decisión.
Qué bueno fuera que el ejemplo prodigado por la Selección, nos inspire para construir una unidad nacional fuerte, pluralista y solidaria, que nos integre en una fraternidad inquebrantable, no solo en momentos de triunfos o derrotas. Ser colombiano debería ser, la vivencia permanente de un ideario común de valores cívicos y democráticos que aún no hemos construido.
La Selección ha demostrado, que todo es posible, salvo, lo que no se anhela e intenta, y que la disciplina puede más que la suerte y la misma inteligencia, pues con ella se consiguen éstas.
Sea cual sea el resultado ante Argentina, quedará en la historia y en la memoria colectiva, el formidable desempeño de la Selección, y ojalá que la final no vaya a resultar como fue la del Mundial de 1978, en el que "ganó" Argentina de manera tramposa, como en otros torneos.
Gracias al profesor Lorenzo, gracias al cuerpo técnico y, en especial, gracias a los jugadores que lo han entregado todo.
Ojalá que el remedo de presidente que padecemos, no se apropie de los logros de la Selección, y menos, su incompetente y vulgar Ministro de Educación.
PETRO, CÍNICO Y OPORTUNISTA
Si algo es lejano a los gustos y hábitos de Gustavo Petro, es el deporte, y al parecer, sus entretenciones e inclinaciones son diametralmente opuestas a la práctica de cualquier tipo de disciplina deportiva, y, su afición, como el mismo lo afirma, es por el café oscuro, el que dice tomar y que lo perturba; y Petro tiene razón cuando dice que hay que respetar los gustos, y, en armonía con su gusto y la reacción que le produce, sus actuaciones son las propias de un sujeto oscuro y perturbado, y no faltará quien diga que es el café quien tiene la culpa.
El cinismo y oportunismo de Petro, aparte de su insuperable incompetencia, son inefables y no tienen límite. Ahora, en medio del decrecimiento económico que padece la nación, y de manera populista y perniciosa, declaró como día cívico el lunes 15 de julio, para así intentar congraciarse con el deporte, al que tan poco apoyo le ha brindado y al que, antes, por el contrario, su parodia de gobierno ha diezmado.
Que nadie olvide que, con el estallido criminal que Petro solapadamente promovió y que lideró su corifeo, el pornógrafo Gustavo Bolívar, se malogró que Colombia fuera la sede de la Copa América. Tampoco se debe olvidar que, por falta de gestión del Ministerio del Deporte, el año anterior se suspendieron los Juegos Intercolegiales. Y menos se debe olvidar que, por manifiesta negligencia de su gobierno, Barranquilla perdió la sede de los Juegos Panamericanos.
Es por esto y mucho más que resulta inaceptable que, sin el menor asomo de vergüenza y pudor, Petro viaje a Miami por cuenta del erario con su banda de ineptos holgazanes, dizque para animar a la Selección Colombia en la final de la Copa América.
Y, lo que resultaría aún más inaceptable, es que insistiera en hacer una alocución política antes o después del partido, a la que solo recibiría en respuesta un atronador ¡No más Petro!, aparte del que de seguro recibirá en el estadio de Miami, si es que está sobrio para asistir.
Ojalá que las Altas Cortes, el Consejo Nacional Electoral y el Congreso de la República, no permitan que Petro siga deshonrando a la nación, socavando la democracia y degradando la investidura presidencial.
COLOFÓN. Petro está convocando a sus seguidores a la Plaza de Bolívar, al acto en el que sancionará la llamada Ley de Reforma Pensional, a sabiendas que es abiertamente inconstitucional por vicios insanables de trámite y unidad de materia, la que indefectiblemente la Corte Constitucional declarará inexequible. ¿Cuánto nos costará este nuevo, vano y ocioso convite?
*Rafael Rodríguez-Jaraba. Abogado Esp. Mg. Consultor Jurídico. Asesor Corporativo. Litigante. Conjuez. Árbitro Nacional e Internacional en Derecho. Catedrático Universitario. Miembro de la Academia Colombiana de Jurisprudencia.