A nadie la cabe en la cabeza que, en la compra de 40 carrotanques, se roben de frente $ 20.000 millones.
Se los vendieron a la UNGRD, (Unidad Nacional para la gestión de riesgo y desastres), por el doble de su valor comercial, sin ponerse siquiera colorados.
Pero allí no para la cosa.
Un joven nariñense veterinario, abrió una empresa de papel, con sede en Cúcuta, con un capital de $ 5 millones de pesos, y carente de experiencia. A esa empresa de papel, le fue otorgado un contrato por $ 47.000 millones, para la compra de esos 40 carrotanques.
Como para locos.
Y como si $ 20.000 millones no fuera suficiente botín, se robaron también $ 50 millones en las matrículas de los vehículos en Riohacha. Cobraron $ 76 millones por ellas, y verificada la cifra, valía apenas $26 millones.
Robaron por punta y punta sin misericordia.
Y como si le faltara algo a este caldo peligroso, fueron a verificar la dirección de la empresa, y se encontraron una casa desocupada.
Un perfil totalmente delincuencial.
¿Y cuál la reacción del gobierno?
Ninguna.
Silencio total.
Pero la presión de los medios y de las redes no la pudo soportar la Casa de Nariño y forzó la renuncia del director de la UNGRD, y responsable directo de ese atraco, Olmedo López.
Desde que estalló el escándalo de un robo tan grande, tan documentado, y tan descarado, López se quedó en silencio y se hizo el bobo.
Como la presión de los medios no cesaba, López sacó un comunicado tan vergonzoso como el mismo robo que decía que “¡verificaremos los costos!”
¡Sinvergüenza!
La presión lo obligó a renunciar.
Y para cerrar con broche de oro este delincuente, escribió en su carta de renuncia dos frases que indignan.
“¡Orgulloso de haberle servido al país!”
“¡Salgo con la frente en alto!”
Pero los $ 20.000 millones se los robaron y nunca volverán.
¿Ustedes que opinan?
¿Verdad que hierve la sangre?
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