Ese es el objetivo, hay que pregonar el odio, la lucha de clases y vender lo torcido con el propósito de esclavizar el pueblo que terminará sumiso en espera de la cajita Clap, el subsidio, y los favores de un gobierno que impondrá a la brava un estilo remozado del socialismo del siglo XXI cuyo fracaso en el país vecino no es suficiente para despertar las huestes anestesiadas de la que fue una de las más brillantes democracias de nuestro continente.
Nadie duda de que las fallas existen, que deben y pueden corregirse, pero no es destruyendo lo que funciona para reemplazarlo por una estatización sin límites cuyo fracaso está demostrado en todos los países que han vivido el marxismo destructor. Miremos los países detrás de la Cortina de Hierro, Cuba, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Argentina y Chile, observemos las inmensas migraciones que desfilan por nuestras selvas del Darién en busca de un cambio de vida en los Estados Unidos que prefieren la penuria de transitar por rutas inhóspitas y exponer la vida propia y de sus familias a la miseria que en sus países viven, o aprovechan la oportunidad escasa de huir de lo que nos espera.
La división de las ramas del poder va siendo infiltrada por la socarronería que se mueve con la astucia de la serpiente y acabará, por la razón o por la fuerza, bajo las garras del déspota. Las fuerzas armadas van dejando de ser confiables, los administradores cada día son más adictos al chanchullo, más ineptos e incapaces lo cual hace parte fundamental del domino total y, para que no haya alternativa, se potencian bandas criminales, primeras líneas y mingas indígenas. La esperanza, sin no despertamos, está cercana a desaparecer por completo.
El Rincón de Dios
“Ante las atrocidades tenemos que tomar partido. El silencio estimula al verdugo.” Elie Wiesel (sobreviviente del holocausto)