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Construir sobre lo construido, la clave de la transición

Diego Mesa            

Ante el interés nacional por la transición energética, es importante resaltar que esta política pública ha sido exitosa porque los diferentes gobiernos han sabido construir sobre lo construido.

Colombia dio sus primeros pasos en 2004, con la puesta en operación del parque eólico Jepirachi de Epm en La Guajira. En los siguientes quince años, el país continuó desarrollando políticas y regulaciones para promover las energías limpias, entre las que se destaca la Ley 1715 de 2014. Esos primeros pasos, sumados a lo que hizo el sector público y privado en los últimos 4 años, le dan hoy al país la oportunidad de consolidar (¡no de empezar!) esta política y fortalecer su liderazgo internacional, el cual ha sido ampliamente reconocido por la Onu, la Agencia Internacional de Energía y el Foro Económico Mundial, entre otros organismos.

En 2018, además de Jepirachi, el país ya contaba con su primera granja solar a gran escala, una iniciativa de Celsia en el departamento del Valle del Cauca. Estos dos proyectos sumaban 28 megavatios de capacidad o cerca del 0.2 % del total del parque de generación. El sector privado reconocía las bases de la Ley 1715, pero pedía mejoras para atraer mayores inversiones. Fue así como el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 perfeccionó los incentivos tributarios de esta ley, dándole paso a las primeras subastas de energía renovable no convencional. Adicionalmente, en 2019 por primera vez se adjudicaron proyectos eólicos y solares en la subasta del cargo por confiabilidad.

Pero la transición fue más allá de la energía eólica y solar. En 2020 entraron en operación pilotos con mayores mezclas de biocombustibles en Antioquia e iniciaron los primeros proyectos de geotermia en Casanare y biogás en Meta, y en 2021, de la mano del sector privado, Puerto Carreño alcanzó su independencia energética de Venezuela con la primera planta de biomasa forestal. Ese mismo año, Colombia se convirtió en el primer país en América Latina en adjudicar una subasta de almacenamiento de energía con baterías en Atlántico. Al tiempo que esto sucedía, los ministerios de Energía, Transporte y Ambiente desarrollaron la política de movilidad eléctrica y Colombia se convirtió en el líder regional en venta de vehículos eléctricos, rompiendo récords en 2019, 2020, 2021 y 2022.

Para mediados de 2022, todo estaba servido para que el gobierno entrante consolidara esta importante política. El país había pasado de 28 megavatios instalados en 2018 a más de 1.000 en 2022, incluyendo dos nuevos parques eólicos en la Guajira, 25 granjas solares desde el Cesar hasta el Amazonas, y más de 3.000 proyectos de autogeneración a pequeña escala y 35.000 soluciones solares individuales en todo el territorio nacional. Además, se adjudicaron proyectos para entrar en operación en los próximos 4 años por 2.800 megavatios, 100 veces la capacidad que había en 2018, e inversiones por 2,500 millones de dólares. Finalmente y para mantener el dinamismo del sector, se aprobaron la Ley 2099 y el Conpes 4075 de Transición Energética, y se publicaron las hojas de ruta para el hidrogeno y la energía eólica costa afuera, esta última con un proceso en marcha para adjudicar las primeras áreas marinas en Latinoamérica

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 29 de octubre de 2022.

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