Antes de analizar el caso colombiano, es pertinente explicarle al lector qué es el hidrógeno y porqué es imprescindible para la transición energética. Aunque el hidrógeno es el elemento más abundante del planeta y de combustión limpia, es muy raro encontrarlo en estado puro (hidrógeno blanco) y, por lo tanto, es fundamental que su producción no genere emisiones o que estas sean marginales. Hoy existen dos opciones ambiental y económicamente viables. La primera es producir hidrógeno de cero emisiones (hidrógeno verde) mediante la separación de las moléculas de hidrógeno y oxígeno presentes en el agua (H2O) con electricidad de fuentes renovables. La segunda es combinar la producción actual de hidrógeno a partir de gas natural (hidrógeno gris) o carbón (hidrógeno café) con tecnologías de captura, uso o almacenamiento del carbono que se libera en el proceso productivo, convirtiéndolo en hidrógeno de bajas emisiones (hidrógeno azul). Una vez existan cantidades transportables de hidrógeno verde o azul a precios competitivos, lo cual es un enorme desafío, este energético será esencial para descarbonizar sectores intensivos en uso de combustibles fósiles, como la producción de cemento, acero, aluminio, vidrio, papel y fertilizantes, así como el transporte de carga y pasajeros, contribuyendo significativamente a la meta global de cero emisiones netas a 2050.
Colombia tiene todo para incrementar la producción y exportar hidrógeno verde y azul. Según Naciones Unidas, tenemos el sexto mayor recurso hídrico del planeta; además, nuestra radiación solar es 60 % superior al promedio mundial y la velocidad de nuestros vientos duplica el promedio global. Esto nos permitió construir un portafolio de 6.000 megavatios de capacidad solar y eólica, que entrarán en operación en los próximos tres años y representarán el 20 % de la matriz de generación. A esto se suma una robusta red de centrales hidroeléctricas, descubrimientos de gas costa afuera, reservas de carbón para 50 años y una posición geográfica privilegiada para el comercio internacional.
Para hacer realidad esta apuesta, el gobierno Duque lanzó la Hoja de Ruta del Hidrógeno con metas de inversión y producción a 2030-2050, y directrices de articulación interinstitucional. También extendió los beneficios tributarios de la ley 2099 de 2021 al hidrógeno y la captura de carbono, publicó el decreto 1476 de 2022, con el marco institucional para el desarrollo del mercado del hidrógeno en Colombia, y adjudicó la primera convocatoria para financiar proyectos de hidrógeno limpio. Gracias a estas iniciativas, el país hoy produce hidrógeno verde en la refinería de Cartagena, somos pioneros en Latinoamérica en mezclar hidrógeno verde con gas en la red de Promigas en Bolívar y está operando el primer vehículo comercial de hidrógeno de la empresa Opex en Medellín. Además, hay múltiples proyectos en estructuración de compañías como Ecopetrol, EDF y Total Eren de Francia y Fortescue de Australia.
El gobierno actual no solo tiene un mango bajito para acelerar la transición energética, sino una gran oportunidad económica y ambiental. Construir sobre lo construido y continuar el desarrollo del hidrógeno limpio nos permitirá tener una industria con inversiones por más de 25 billones de pesos y 15 mil empleos a 2030, la cual fue reconocida en junio de 2022 por la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena) como una de las cinco más competitivas del mundo.
https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 02 de septiembre de 2022.