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El Tiempo (Editorial) 

El plan financiero del Gobierno muestra un escenario favorable, resultado de la reactivación.

Hace pocos días el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, presentó el plan financiero del Ejecutivo para este año final del cuatrienio. Los resultados preliminares del 2021 han delineado un panorama fiscal mucho mejor de los inicialmente esperados por el propio Gobierno y los analistas. No se trata de decir que las preocupaciones del estado de las finanzas públicas se han borrado, sino de reconocer una senda que da razones para el optimismo.

En primer lugar, la cartera de Hacienda anunció un recaudo tributario de más de 161 billones de pesos el año pasado, así como una reducción de la deuda bruta del Gobierno Nacional central al 63,8 por ciento del PIB. El déficit fiscal correspondiente al año 2021 registró un 7,1 por ciento del PIB: aún alto por efecto de las demandas de gasto público de la pandemia, pero 0,7 puntos porcentuales menos que el del año anterior y 1,5 puntos porcentuales menos del proyectado en el ‘Marco fiscal de mediano plazo’.

Estas dinámicas positivas son el resultado directo de la senda de reactivación que la economía colombiana tomó el año pasado y que podría traducirse en un crecimiento del PIB anual que bordea o podría superar los dos dígitos. La reapertura de los sectores productivos, el fin de las restricciones, la vacunación masiva, el consumo de los hogares, los precios del petróleo y materias primas, el desempeño tributario y del IVA, entre otros factores, sostienen este escenario financiero más favorable para el Gobierno en este año en curso.

Con un dólar a 3.823 pesos y un precio del barril de crudo Brent a 70 dólares, el Gobierno ha construido unas estimaciones que elevan la proyección de crecimiento del PIB del 2022 de 4,3 a 5 por ciento y que calculan el déficit fiscal en 6,2 por ciento del PIB y una deuda de 62,7 por ciento. En otras palabras, la senda de la reactivación en sectores como industria, comercio y turismo –sumada a los positivos recaudos de impuestos y los altos precios del petróleo– ha adelantado varios años las perspectivas fiscales de la pospandemia.

Este panorama fiscal un poco más holgado que dibuja el plan financiero para este año constituye una noticia positiva en relación con el rumbo de la economía colombiana y por la cual el Gobierno y el equipo económico merecen reconocimiento. Sin embargo, no son pocos ni menores los retos que este escenario de finanzas públicas enfrenta durante el 2022. La campaña presidencial es un factor crucial para que estas proyecciones económicas y fiscales lleguen a feliz término. El debate entre los aspirantes a la Casa de Nariño debe girar en torno a argumentos técnicos y conducirse con responsabilidad y sin caer en la tentación de falsas promesas y expectativas a la opinión pública.

Precisamente, la futura senda fiscal dependerá en buena parte de las decisiones del próximo gobierno tanto sobre el paquete de reformas por impulsar como sobre la continuidad de las exigentes demandas de gasto público que ha generado la pandemia. Junto con estas perspectivas fiscales, se requerirá del Gobierno y de los candidatos un abordaje responsable del manejo económico.

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https://www.eltiempo.com/, Bogotá, 10 de febrero de 2022.

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