El pago anticipado exigido por el BID y la suspensión del desembolso del crédito para Hidroituango abre un hueco de 3,4 billones que EPM tiene que salir a buscar en el mercado de capitales Sin el pago de los seguros el hueco habría sido de 6,3 billones, es decir, 29% del presupuesto total. Esta es una situación completamente inédita en la historia de EPM.
Además del hueco, llama la atención en ese presupuesto la ausencia de todo esfuerzo por ahorrar: los gastos de funcionamiento crecen 16%, más de tres veces la inflación, y las transferencias al municipio aumentan un módico 38%, al pasar de 1,3 billones en 2021 a 1,8 billones en 2022. Con ese incremento las transferencias pasan de representar el 6,8% del presupuesto en 2021 al 8,3% en 2022. Otro récord histórico de la inclemente extracción de recursos a la que el Municipio de Medellín somete a EPM.
El asunto de la austeridad no es nada trivial. Si los gastos de funcionamiento y las transferencias crecieran un 5%, el ahorro sería de 1,1 billones, casi la tercera parte del hueco que causa la suspensión de la financiación del BID.
La presentación demagógica del presupuesto - adobada con palabras como “bienestar”, “desarrollo” y “comunidad” --no puede ocultar tres hechos de suma gravedad, a saber:
Crecimiento descontrolado del gasto de funcionamiento que no se compadece con la situación económica del País y que refleja el aumento de la nómina burocrática denunciado por SINPRO.
Aumento desmesurado de las transferencias al Municipio para financiar un gasto aparentemente también descontrolado
Desfinanciación por 3,4 billones que EPM tiene que salir a buscar en condiciones muy desfavorables de su reputación financiera, agravadas por la pérdida del acompañamiento del BID.
A todas estas nadie entiende ¿qué hace la Junta Directiva?