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Mauricio Botero C.  

Vejámenes, torturas físicas y psicológicas imponían las Farc a los secuestrados, que eran obligados a cumplir trabajos forzados. La JEP las declaró esclavistas.

Al releer uno el artículo de El Tiempo del 18 de junio del 2001, con justificada indignación se le hiela a uno la sangre: “Por más de tres años, durante cada una de las 24 horas del día y sin poder salir una sola vez, permanecieron en una especie de jaula de 50 por 50 metros los 43 soldados que cayeron en manos de las Farc en el caño El Billar (Caquetá). El sitio, vigilado por más de 200 guerrilleros, estaba rodeado por doble alambre de púas en las paredes, en el techo e incluso por debajo del tablado que hacía las veces de piso. Desde que se voló el mayor de la policía, que parece que fue por debajo de la cama, nos pusieron las púas en el suelo, dijo uno de los soldados liberados. Sin embargo, para algunos, de los que cayeron en manos de las Farc en Miraflores, los alambres sí fueron lo peor. A veces a algunos los cogía el desespero y se acercaban a la malla y la estrujaban. A esos los castigaban porque teníamos prohibido acercarnos a menos de un metro del alambre. Los castigos llegaban no solo por acercarse a la malla. Cuando peleábamos entre nosotros nos metían en unos calabozos de madera gruesa donde solo cabía una persona agachada. Hasta más de dos días nos dejaban ahí sin agua. Cuando llovía en los cuencos de las manos recogía uno agua para tomar. A otros los amarraban a un árbol afuera unas ocho horas o más según la falta cometida.”

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“Cuando peleábamos entre nosotros nos metían en unos calabozos de madera gruesa donde solo cabía una persona agachada. Hasta más de dos días nos dejaban ahí sin agua”

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 Pero no solo a estos vejámenes y torturas físicas y psicológicas sometían las Farc a los secuestrados, sino que eran obligados a cumplir trabajos forzados. Es principalmente por esto que la JEP ha declarado que las Farc eran esclavistas. Es decir, que durante las décadas en que esta guerrilla operó, se cometieron delitos de esclavitud en contra de los secuestrados. Para la JEP, Rodrigo Londoño, alias Timochenko; Félix Muñoz, alias Pastor Alape; Pablo Catatumbo; Milton de Jesús Toncel y Jaime Alberto Parra, en calidad de integrantes del Secretariado, podrán ser encontrados responsables de esclavizar a campesinos, militares, policías y demás personas. No obstante las graves acusaciones de la JEP, el ex canciller de las Farc Rodrigo Granda, con su acostumbrado cinismo afirma sobre los secuestrados por la narcoguerrilla: “Si alguna de las personas que estaba en retención decía que se sentía aburrida y que quería participar en X o Y trabajo de ahí mismo del campamento, se permitía, pero no era que fuera una obligación”, agregando que no todas las víctimas reconocen que existió el delito.“¿Qué más quieren que digamos? Nosotros estamos diciendo nuestras verdades, no es obligación aceptarla, pero tampoco nos pueden obligar a aceptar otras pretensiones”.

Para Granda solo trabajaban los que estaban aburridos de permanecer en jaulas rodeadas por doble alambre de púas en las paredes, en el techo e incluso por debajo del tablado que hacía las veces de piso. Era obvio que muchos estuvieran aburridos y por lo tanto tuvieran irreprimibles ganas de trabajar. Uno asume que también fueron los secuestrados los que – asustados ante un eventual ataque de fieras salvajes – los que rogaron a las Frac rodear las jaulas de alambre de púas. También debe uno asumir que los que permanecieron encadenados a los árboles fue por solicitud expresa en este sentido, dada la proliferación de víboras en los alrededores.

Finalmente está la tajante afirmación que las Farc están diciendo “nuestras verdades”. Es decir, el que no acepte estas “verdades” es un guerrerista, un ‘furibestia’…un acérrimo enemigo de la paz.

Apostilla: A quién los EE. UU. han debido de sacar de la lista de terroristas es al Partido “Comunes”. Las Farc, bajo el mando de Iván Marquéz, siguen siendo una organizacion terrorista.

https://www.las2orillas.co/, Bogotá, 28 de noviembre de 2021.

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