Son incontables las veces que me he referido a usted durante estos más de tres tortuosos años de su gobierno; son incontables también las veces que lo he acusado públicamente y he demostrado, con pruebas, cómo ha abusado del poder para su beneficio personal y el de sus familiares y amigos más cercanos, utilizando corruptamente las arcas públicas y haciendo gala de su ya reconocida ausencia de escrúpulos. ¿Y cuál ha sido la respuesta?: ¡Un elocuente silencio! Y es lógico, pues bien sabe que lo aquí expuesto es cierto e incontrovertible. Tanto así, que ni la bodeguita verde sale en su defensa, pues las estupideces han llegado a tal punto, que hasta los suyos prefieren marginarse para no verse involucrados en sus fechorías o contagiados de sus ridículos.
Carlos Mario: entiendo que sus asesores procuren mantenerlo oculto y le impidan, de todas las formas posibles, que salga usted a los medios a mentir y a hacer espectáculos indignos que terminan minando aún más su pobre gestión de gobierno. Entiendo también que su defensa se vea tan limitada que solo pueda recurrir a la victimización, para lo cual mancilla la honra de sus gobernados y deshace en privado lo que, posando de gran líder, se ha comprometido en público.
Por eso indigna más que haya arremetido usted en los últimos días en redes sociales contra una supuesta oposición política que, según sus palabras, es la culpable de la debacle que vive Manizales. ¡No, señor Marín! Pretender expresar que las movilizaciones de los comerciantes de Liborio son maquinaciones de algunos candidatos políticos, es faltarle nuevamente el respeto a la ciudadanía. Como también lo es atribuirle su rotundo fracaso de gobierno a una supuesta oposición, cuando usted sabe que ha dispuesto de aplastantes mayorías que le han acolitado todos sus desafueros convirtiéndose en cómplices, alcahuetas y enriqueciéndose bajo su égida.
Por otro lado, es por lo menos absurdo que llame a la supuesta oposición a pensar en el “interés común”, cuando usted mismo se ha dedicado a pensar solo en su interés personal, en el de su primo representante (de quien se ufana sin reatos de haberle conseguido su curul) y en el de sus cómplices concejales que, debiendo controlarlo, terminaron lucrándose de su mediocridad y corrupción. Para que exista oposición debe existir primero gobierno; y en Manizales solo tenemos caos, desgreño, aberración y destrucción. De manera pues que lo que usted, en medio de sus pueriles lamentos llama oposición, no es más que toda una ciudad rechazando a su alcalde y doliéndose de la mezquindad encarnada en su mafia.
No trate de victimizarse más, alcalde, que a estas alturas es inútil. Ya la ciudad sabe quien es Carlos Mario Marín y cómo procede, y le aseguro que no logrará engañarnos nuevamente. Y el hecho de que hubiera estampado su firma en un papel improvisado ante un grupo de comerciantes de la ciudad, no garantiza que su palabra se cumpla. ¿Acaso no firmó su programa de gobierno con todas las solemnidades ante las autoridades constitucionales, y lo ha incumplido sistemáticamente? ¿Acaso no firmó un pacto de reactivación ante las fuerzas vivas de la ciudad y, a renglón seguido, lo incumplió con absoluta desfachatez y desvergonzada alevosía? ¿Acaso no juró ante el pueblo en el momento de su posesión cumplir la ley y la constitución, y tanto a la una como a la otra, se las ha pasado por la faja con total desvergüenza?
Por último, alcalde, no trate de limitar la participación de los ciudadanos escudándose en que sean o puedan ser candidatos políticos. ¿No hizo usted la campaña a la alcaldía mintiendo desde su curul, haciendo escándalos y tergiversando vilmente la realidad? Los ciudadanos que hoy protestan por su mediocridad y corrupción, lo hacen dentro de la ley y en uso de sus derechos constitucionales; muy al contrario de lo que usted, como alcalde, hizo con su primo representante a quien le puso nuestro aparato estatal a su servicio, violando los cánones de la legalidad, decencia y pulcritud administrativa. ¡Usted no es víctima, Carlos Mario: usted es el mayor victimario que ha tenido Manizales!