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Jorge Enrique Pava  

A un mes cumplido del nuevo gobierno nacional, la desesperanza no puede ser mayor. Lo que vemos es improvisación, desconocimiento de la realidad, atropellos a la razón, asaltos a la propiedad privada, intentos de expropiaciones, lenidad con los criminales y complacencia con la delincuencia. Vemos un país en caos, con riesgo de fracasar a muy corto plazo, y el asomo inminente de la mayor inseguridad jurídica y económica en nuestra historia. Y lo que dicen es que “heredaron un país en ruinas”, y que la culpa es de los partidos que históricamente han ejercido el poder en Colombia.

Y algo de razón les asiste. La verdad es que la situación colombiana no es producto de decisiones de última hora, sino de la acumulación de coyunturas aplazadas, y muchas veces incrementadas por una oposición rabiosa, furibunda, histérica, criminal y terrorista. Por eso, las disculpas que presentan el presidente y sus ministros no son aceptables desde ningún punto de vista. Primero, porque quienes hoy están en el gobierno son los mismos que han dominado desde el Congreso, los ministerios, los institutos descentralizados y demás órganos de poder desde hace años, siempre disfrazados de gobiernistas, independientemente de colores o movimientos políticos.

Los mismos camaleones que ayer eran conservadores, liberales, de cambio radical, partido de la U, partido verde, mira, etc., hoy se disfrazan de camuflado guerrillero para complacer al jefe del Estado y obtener prebendas y beneficios. Son exactamente los mismos, con sus mismas prácticas, sus mismos vicios y rodeados de la misma corrupción y descaro, solo que hoy posan de buenos porque dicen pertenecer a ese “cambio” prometido y a la “decencia” pregonada”. Y el pueblo raso (ese pueblo inconsciente, vago, perezoso o criminal) disculpa hoy lo que ayer censuró, y acolita hoy lo que ayer era motivo para destruir el país.

De ahí que algo tan aberrante como la intención de premiar la delincuencia y el terrorismo mediante la implementación del absurdo programa “Jóvenes en Paz”, no haya sido preocupación real de la gran masa de colombianos. Cien mil delincuentes (comprobados o potenciales) pasarán a ser protegidos por el Estado y a ser subsidiados por los colombianos de bien que producen riqueza y que tienen que sacrificar, vía impuestos, gran parte de su patrimonio para sostener esos terroristas. Y mientras Petro desmantela la Fuerza Pública y lesiona su dignidad, pretende incorporar ese nuevo grupo de “colectivos” a quienes, en lugar de condenarlos por sus actos delincuenciales, se les premia en razón de su peligrosidad y amenaza. Es la claudicación de la justicia, que sale sacrificada para la protección del criminal.

Es como decir que, ya que no fuimos capaces de controlar la delincuencia por los medios legales y constitucionales, le cedemos nuestro territorio, nuestro patrimonio y nuestros valores y le reconocemos su triunfo, tal y como se le reconoció en el pasado al propio presidente y líder de esta iniciativa. ¿Qué les vamos a decir entonces a los jóvenes decentes del país? ¿Qué tienen que volverse delincuentes para acceder a derechos reales, tangibles y realizables? ¿Que mientras su prontuario sea más voluminoso, adquirirán más derechos y serán mayormente premiados? ¿Que sigan utilizando todas las formas de lucha (como hizo su presidente), que al final saldrán beneficiados con dinero, poder, territorio, reconocimiento y bienes ajenos? ¿Que usurpen, trafiquen, destruyan, asesinen, secuestren, extorsionen y cometan toda clase de crímenes porque, a mayor gravedad de sus delitos, más alta será su recompensa y posición en esta nueva sociedad?

¿Qué pasará con los jóvenes decentes cuyo prontuario esté limpio? ¿Entraremos a discriminar y privar de beneficios a la sociedad decente para subsidiar y mantener a la sociedad criminal y terrorista? ¿Ese es el cambio prometido? Esta debe ser la vida sabrosa que prometieron. Solo que será sabrosura efímera para muchos, y enriquecedora para aquellos que cedieron sus principios, sus ideales y sus buenas costumbres y terminaron rodeando a un gobierno perverso que está arruinando el país, bajo la disculpa de que solo encontró ruinas. ¿Y las caras conocidas de este gobierno, que son las mismas que acompañaron a todos los anteriores, no tienen entonces responsabilidad?

@titepava

 
Publicado en Columnistas Regionales

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