Esta es solo una de las tácticas mezquinas que parecen tener en su agenda para asegurar el triunfo del candidato del alcalde; es decir, es una de “las distintas formas de lucha” a las que acude una campaña perversa que se siente con el derecho absoluto de seguir en el poder, esta vez en la Cámara de Representantes, para engrosar la bancada petro-terrorista.
Lo que no saben los funcionarios que hoy son objeto de estas opresiones, es que tienen las armas en la mano para liberarse de tanta indignidad. La primera, es la denuncia: si en esos funcionarios aflora el asco que refieren en privado, podríamos emprender una campaña pública de denuncia, protección y defensa de los denunciantes, y de castigo a estos capos electorales que, sin escrúpulos, abusan de las necesidades de los funcionarios y contratistas. La segunda arma es no actuar: si bien sabemos que los listados de personas que les obligan a entregar son verificados por ese ejército delincuencial que tiene la bodeguita verde, se podrían dejar en evidencia las actuaciones de retaliación que ejerzan por no aportarlos y, públicamente, destapar esta olla podrida. Y la tercera, es la paciencia: esperar hasta las urnas y allí, en la soledad del sufragio, votar en contra de lo que se les está imponiendo.
El código penal dice en su art. 387: “Constreñimiento al sufragante: el que amenace o presione por cualquier medio a un ciudadano o a un extranjero habilitado por la ley, con el fin de obtener apoyo o votación por determinado candidato o lista de candidatos… incurrirá en prisión de 4 a nueve años y multa de 50 a 200 SMLMV… La pena se aumentará de la mitad al doble cuando la conducta sea realizada por servidor público, cuando haya subordinación o cuando se condicione el otorgamiento o acceso a beneficios otorgados con ocasión de programas sociales o de cualquier otro orden de naturaleza gubernamental.”.
¿Si la ley nos da las armas, por qué desperdiciarlas? Entendemos perfectamente el temor de esos funcionarios cuya vida está acorralada por la inmundicia de unos jefes perversos; entendemos el temor ante la amenaza permanente de un poder mafioso en busca de réditos electorales; entendemos el miedo de las personas que están vinculadas bajo condiciones inhumanas de sometimiento y dominación. Y por eso la propuesta es brindarles protección pública, jurídica y abierta; brindarles asesoría, acompañamiento y blindaje mediático para que, mientras se visibilizan los problemas puntuales de los funcionarios, se destapen las actuaciones mezquinas de sus jefes.
No pretendemos que los servidores públicos que hoy ocupan sus puestos en la alcaldía renuncien, ni se expongan a quedar sin sustento, ni se sometan a perder lo que les ha costado lágrimas de humillación, ruego y degradación. ¡No! Significa lo contrario: que ante el sometimiento y la esclavitud impuesta por la mafia Marín, se les pueda asegurar su permanencia, garantizar su sustento, y proteger su dignidad personal y laboral. Si el funcionario denuncia y logramos probar, solo requerirá del cumplimiento de sus funciones para quedar protegido. Los constreñidores son seres mezquinos, inhumanos, escorias pero, sobre todo, cobardes que no son capaces de soportar un enfrentamiento directo. Este sería el verdadero cambio, y una lección para esta administración que hace rato desbordó todos los cánones de la decencia, el decoro y el respeto humano.
El voto es secreto, libre y personal, y se lo merece cualquiera, menos aquel que nos ha humillado y subvalorado hasta dominar nuestro íntimo derecho a elegir. Por nuestra parte tenemos preparado un equipo profesional que está dispuesto a ayudar, sin costo, a los funcionarios que quieran denunciar los atropellos que está cometiendo esta mafia politiquera desde la bodeguita perversa. ¡No todos tenemos miedo! Nos podemos comunicar vía correo Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. La reserva es absoluta. ¡Si denunciamos nos liberamos!