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Petro, amigo del Tren, enemigo de Colombia Destacado

Alfonso Monsalve Solórzano

Como todos sabemos, Kirsti Noem, Secretaria de Seguridad de los Estados Unidos, estuvo de visita en México, El Salvador y Colombia, con la misión de verificar cómo funcionaba en los tres países, el cumplimiento de los acuerdos para combatir el crimen organizado.  Aquí se entrevistó con el presidente Petro, quien dijo que la reunión fue un éxito.

La funcionaria norteamericana, en entrevista ofrecida a Newamax, opinó distinto. Dijo que “fue más bien tensa” y agregó: “Empezó con él criticando a nuestro gobierno durante aproximadamente media hora y hablando de cómo se malinterpreta a los miembros del Tren de Aragua, que en realidad solo eran personas que necesitaban más amor y comprensión. Habló de como algunos de los miembros del cártel eran sus amigos” ((https://www.elcolombiano.com/colombia/estados-unidos-colombia-relaciones-diplomaticas-nuestra-reunion-fue-polemica-secretaria-de-seguridad-de-ee-uu-tras-hablar-con-el-presidente-gustavo-pe-HB27046133).

La posición de Petro pone en blanco y negro su preferencia por los antisociales, a los que arropa, y culpa a la sociedad que es responsable de crear esos sociópatas porque no les ha dado “amor”.  Ese es el núcleo de su pensamiento político: preferir a los delincuentes y al lumpen.

Por eso su política de paz total, que tiene sumido al país en guerra y volviendo a las pruebas de supervivencia después de 20 años, como ocurrió la semana pasada con secuestrados del ELN.

De ahí las negociaciones con las bandas criminales en Medellín y Buenaventura. Por eso, el subsidio de un millón de pesos, para que los jóvenes delincuentes dejen de matar.

Pero también, busca rodearse de corruptos, ya desde la alcaldía de Bogotá con el señor de las bolsas. O aprueba la calumnia a sus opositores para desprestigiarlos, como reconoció Sebastián Guanumen, estratega de comunicaciones de la campaña, al que luego premió con la embajada en Chile. O mira para otro lado frente al dinero en maletas, de su actual canciller. O, presuntamente, no ver el dinero lavado por su hijo, procedente de mafiosos para la campaña y al que marcó implícitamente como delincuente cuando confesó que no lo crio; pero también, presuntamente, desconocer las reuniones de su hermano, con mafiosos en las cárceles, para pedirles apoyo a la campaña a cambio de favores posteriores.

O presuntamente acepta que sus compinches Olmedo López y ministros cercanos, como Bonilla, Velasco, entre otros, utilice el dinero de la UNGRD en una compra ominosa de votos en el congreso para impulsar sus reformas, y después, usa a esa gente como fusibles.

O incentiva el acoso a la Corte Suprema de Justicia para presionarla frente a sus reformas. O el hostigamiento a la senadora Nadia Blel frente a su casa, por parte de parlamentarios del Pacto Histórico y una horda vociferante, por no haber votado la reforma laboral, hecho ominoso justificado por Petro. Y agréguenle ustedes, queridos lectores, otros casos.

Es que Petro pareciera comportarse como el Tren de Aragua, del que se declara amigo y los cubre de amor. Es el delito y la complacencia con los criminales y el matoneo a los opositores como forma de hacer política, y la negociación con los criminales como forma de someter a los ciudadanos.

Pero resulta que se equivocó con la secretaria Noem. Su posición fue contundente: dijo que el presidente norteamericano no legalizará las drogas y buscará y judializará a los grandes capos y, que “si realmente piensa que los miembros del Tren de Aragua necesitan más amor y comprensión, le enviaría todos los que pueda manejar para que los ame más y ver lo que podría hacer para rehabilitar a esas criaturas malvadas” (El Colombiano, Ibid).

Lo que se le viene al país es muy grave porque Petro no sólo no ha combatido realmente el tráfico, sino que le ha entregado inmensas porciones del territorio nacional a los Grupos Armados Organizados, lo que ha llevado a más de 253.000 hectáreas sembradas en 2023 y a un estimado de 300.000 hectárea en 2024; esto, con una erradicación de apenas 9.403 en 2024, frente a las 130.147 de Duque en 2020. En consecuencia, se ha incrementado la producción de cocaína y las miles de toneladas del alcaloide producido: “en el año 2023 hubo un incremento del 53 % en la producción potencial de cocaína, al alcanzar las 2.664 toneladas, en comparación con el 2022, cuando fueron 1.738 toneladas; “y si bien las incautaciones de cocaína crecieron a 746,3 toneladas en 2023 y a 819,7 toneladas en 2024 (este último entre enero y noviembre)… “las incautaciones aumentan, pero la producción potencial de cocaína aumentó mucho más proporcionalmente. Entonces, la fracción de la cocaína producida e incautada el año pasado alcanzó mínimos históricos del 28 %, cuando esa cifra estaba entre el 40 % y el 50 %. Entonces el Gobierno no puede salir a decir que se ha aumentado la incautación, cuando como proporción de lo producido la cocaína incautada ha bajado” (https://www.elnuevosiglo.com.co/politica/en-2024-narcocultivos-habrian-superado-las-300-mil-hectareas).

Es muy probable que estas cifras aumenten en el 2025.  Y el gobierno norteamericano no estará muy satisfecho. Pienso que se vienen sanciones graves para Colombia. Trump no tendrá amor y compresión con Colombia, como la de Petro con el Ten de Aragua. Y no sólo es la declaración de la señora Noem, es que la Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas estableció una hoja de ruta con 6 puntos, de los cuales, el siguiente es el más preocupante: “cuando un país origen [de drogas] falle en tomar medidas, la administración ejercerá sus poderes económicos para exigir cambios” (https://www.elespectador.com/mundo/america/el-gobierno-de-donald-trump-presenta-su-nuevo-enfoque-de-politica-antidrogas-para-estados-unidos-noticias-de-hoy/). Y ya el Departamento de Estado había hablado de pasar de las buenas intenciones a los resultados: “debido al récord de cultivos de coca, el Gobierno necesita lograr avances inmediatos y tangibles en erradicación, para el beneficio y la seguridad de nuestras naciones”. (https://www.bloomberglinea.com/latinoamerica/colombia/es-momento-de-ver-resultados-eeuu-a-colombia-sobre-su-lucha-contra-las-drogas/?outputType=amp).

Pues bien, la certificación o descertificación a Colombia por su lucha contra las drogas, la hará USA en septiembre, por lo que, entonces, hay poco tiempo para conseguir resultados significativos, y pensando en el perfil de Petro y el hecho de que ya está en campaña, podría esperarse que conscientemente opte por provocar la segunda opción. Así tendría servida una consigna antiimperialista y fabricado un enemigo externo que unificaría, en su criterio, a la mayoría de los colombianos. Así como ha provocado el shu, shu, shu, en el sistema de salud creando una crisis sin precedentes que afecta a todos los colombianos, su política frente a las drogas podría terminar en “el congelamiento de por lo menos el 50 por ciento de la ayuda y, por otro, la instrucción de votar en contra de cualquier préstamo para uno de estos países en instituciones internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional”. (https://www.eltiempo.com/mundo/eeuu-y-canada/los-fuertes-castigos-a-los-que-se-enfrenta-colombia-si-donald-trump-descertifica-al-pais-en-lucha-antidrogas-3440218). 

Estamos advertidos.

Publicado en Columnistas Nacionales
Alfonso  Monsalve Solórzano

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