Darío Acevedo Carmona
Este es un gobierno de comejenes y termitas. Estamos viendo el desplome de Ecopetrol y eso debe tener consecuencias y bien fuertes, fuera Petro, fuera Roa, Fuera Bonilla. Lo que han destrozado no tiene parangón, superaron a los chavistas con PDVSA que se tomaron cerca de 5 años. Es el fruto de la política anticarburantes y de ecología global de Petro que consiste en "salvar a la humanidad", pero, empobreciendo a los colombianos. Acabó con exportaciones de carbón, no hay gas, acabó el sistema de salud, con su reforma laboral acabará con millones de microempresas. ¿Llegará el día que cocinemos con leña?
El de Petro es un gobierno desquiciado, tóxico y destructor, por ello debemos salir a las calles para evitar que el desastre de Petro sea total. Este presidente ha utilizado el cargo de presidente para sembrar odio de clases, camorras, decir disparates, viajar con desenfreno, malgastar recursos oficiales, acabar con Ecopetrol, el gas y el carbón, amenazar con un estallido social, ser permisivo con el caos y la violencia de guerrillas y mafias, estimular la corrupción oficial, hacer malos nombramientos, desconocer el Congreso, atacar a la Justicia, atacar a los medios, debilitar a las Fuerzas Armadas y darles órdenes desconcertantes, pagar a delincuentes para que no delincan, estigmatizar a la sociedad, a los empresarios, a los ricos, mancillar los símbolos patrios, perderse en farras, violar la constitución, ofender a la sociedad, victimizarse, en fin escándalo día a día no le falta, y todo ello para enturbiar, entorpecer, desviar y sabotear las investigaciones que sobre sus acciones realizan de manera legal las instancias y entidades encargadas de hacerlo.
Ya se ve muy desquiciado, y lo más desopilante es ver a toda la izquierda, incluidos unos pocos personajes que se reclaman de izquierda democrática, siguiendo ciegamente a este pastor que mal trata a la gente como descerebrada. Grave peligro de una locura colectiva.
Petro, en el único rol que le conocemos en tres décadas viviendo del estado y como agitador, le da una ORDEN a nuestras Fuerzas Militares y de Policía de "no levantar sus armas contra el pueblo", pregunto a los generales y altos oficiales activos y retirados(A), ¿acaso algún presidente de nuestra república les dio esa orden en el pasado?
O ¿Será que Petro se equivocó pues se las debió haber dado al Eln, al Comando 2a Marquetalia, a Iván Mordisco, al Clan del Golfo y demás grupos y milicias que violentan a la población civil?
¿Pretende Petro incendiar el país para evitar un proceso legal y legítimo que adelanta en contra de su campaña el Consejo Nacional Electoral y la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes?
¿Piensa Petro, aprovechar la reciente y cuestionable directiva de la Fiscalía General de la Nación, poner al servicio de su causa a las Fuerzas Armadas cuya función esencial reza así: "Las Fuerzas Militares tendrán como finalidad primordial la defensa de la soberanía, la independencia, la integridad del territorio nacional y del orden constitucional (Artículo 217)"?
En ninguna parte, léase bien, en ninguna, las Fuerzas Armadas y de Policía tienen por misión colocarse al servicio de una causa judicial y administrativa de tipo personal de ningún oficial ni de su comandante supremo.
No pretenda manchar el uniforme de los oficiales de Bolívar con el lodo que cubre muchos de sus actos y mejor dé ejemplo de respeto por la Constitución, no abuse ni distorsione su poder y sus funciones.
Provocar y amenazar con desórdenes y movilización enardecida no hace parte de las funciones de un presidente de Colombia.
Adenda 1. Si Petro culpa a la oligarquía colombiana de todas las injusticias y de todo lo malo que sucede en el país, pregunto ¿por qué está aliado con JMSantos, con ESamper, y por qué busca hacer tratos con politiqueros que se venden por un tamal y con elementos de partidos cuyos principios o ideales no se conocen o los profesan como fachada?
Adenda 2. En la falsa “asamblea del pueblo” el sábado pasado (14 septiembre 2024) en la Universidad Nacional, Gustavo Petro se despojó de su investidura presidencial para vestirse con el ropaje de revolucionario, el que mejor le queda. Petro incitó a esa concentración de activistas e incondicionales seguidores a tomarse los espacios del poder. Estamos pues notificados de la decisión de convertir unas acusaciones en su contra en pretexto para imponer su dictadura bajo el pomposo y falso nombre de “poder del pueblo”. Sabemos que Petro es hábil y astuto, que está dispuesto a provocar una sangrienta revolución con tal de salvarse de la acción de la justicia, sabemos que no tiene reatos morales que no respeta líneas rojas.
¿Estamos los colombianos conscientes del grave desafío que nos plantea este personaje? ¿Dejaremos que el país se ahogue en un mar de sangre con el que pretende ante todo zafarse de su obligación de responder por los delitos que se le imputan?
¿Qué están pensando las instituciones centrales de Colombia: la Corte Constitucional, la Corte Suprema, el Congreso, la Procuraduría, las Fuerzas Armadas? ¿Van a agachar la cabeza, a acatar un llamado a la violencia revolucionaria, a la insurrección? ¿Nos vamos a dejar chantajear por las amenazas de un iluminado?