La Revolución Mexicana (1910) y su consigna de “La tierra para quien la trabaja”, y la expansión del comunismo tras la Revolución bolchevique (1917) y la creación de la Unión Soviética, fueron antecedentes externos de las luchas agrarias de la época y de la Ley 200 de 1936, que durante la “Revolución en marcha” de López Pumarejo creó las figuras de la función social de la tierra y la expropiación.
Tras la liberación de Europa (1945), durante la “Guerra Fría” entre Estados Unidos y la URSS, esta última exportó la revolución armada hacia Latinoamérica y, después del éxito cubano (1959), desde allí las guerrillas comunistas fueron apareciendo en toda la región. Estados Unidos respondió con la “Alianza para el Progreso” (1961), condicionando las ayudas a los programas de reforma agraria, exigencia acogida por el gobierno liberal de Lleras Camargo.
De ese entorno geopolítico, y tras aprobar la ley 26 de 1959 para atacar el atraso rural, surgió la Ley 135 de 1961 y la amenaza a la propiedad de la tierra, y también las guerrillas comunistas, enemigas declaradas del gremio ganadero. Así llegamos a 1963, cuando un grupo de visionarios, entre ellos mi padre, propuso y sacó adelante la creación de un gremio nacional que representara y defendiera al sector ante el Estado y la sociedad. Así nació FEDEGÁN, con la defensa de la propiedad de la tierra como razón inmediata.
El 10 de diciembre de 1993, hace 30 años, nace el Fondo Nacional del Ganado, en un entorno de violencia rural a manos de las guerrillas comunistas, y de los estragos del experimento aperturista del gobierno Gaviria, que arrasó con algunos renglones del sector agropecuario.
Con excepción del café, que disponía de los recursos de la contribución cafetera, precursora de la parafiscalidad agropecuaria, los demás renglones recibían apenas las migajas del Presupuesto Nacional. Programas tan importantes para la ganadería, como la erradicación de la fiebre aftosa, eran sencillamente impensables.
Así los entendieron Hernán Vallejo y José Raimundo Sojo, que insistieron en la idea del Fondo Nacional del Ganado hasta que, como “la constancia vence lo que la dicha no alcanza”, en 1991 el nuevo presidente de FEDEGÁN, Jorge Visbal, retoma el reto y lo hace realidad con la expedición de la Ley 89 del 10 de diciembre de 1993.
Así nació el Fondo Nacional del Ganado, un logro con gran efecto dinamizador, pues otros renglones, como el porcícola y el avícola, gestionaron sus propias leyes y el Gobierno, que tramitaba la Ley 101 de 1993, incluyó el Capítulo V, sobre Fondos Parafiscales Agropecuarios, en mucho inspirado en nuestro proyecto.
Así nacieron FEDEGAN y el Fondo Nacional del Ganado, hoy con 60 y 30 años cumpliéndole a la ganadería colombiana…, una historia de la que me enorgullece hacer parte.
@jflafaurie