Otra cosa es el mexicano López Obrador cauteloso en su relación comercial con su poderoso vecino del norte. Y esta relación parece estar en el corazón de todos los vínculos anticapitalistas, de élites, de los países centro y suramericanos. El peso mexicano es la tercera moneda más apreciada este año, mientras otras divisas latinoamericanas han tocado mínimos históricos, según algunos analistas. Los flujos de divisas y la inversión extranjera directa marcan monedas estables y fuertes.
El caso del Perú es muy significativo, pues mientras Castillo es el sexto presidente defenestrado en el sexenio, el país no reduce su dinámica económica que continúa avanzando. El secreto parece ser la autonomía e independencia del Banco Central que estabiliza el sol. El Banco compra o vende dólares según sea necesario para modular la oferta y la demanda, y así mantener el tipo de cambio en el nivel deseado. La divisa peruana sigue siendo una de las más fuertes de la región, pues se ha venido apreciando, ganando o recuperando su valor.
Las circunstancias de Chile y el aplanchamiento de Boric con un alto porcentaje de rechazo a su nueva constitución, es otra llama de alerta de una izquierda que parece vacilar en sus principios fundamentalistas. El valor de la moneda nacional ha caído drásticamente, contribuyendo a la difícil situación económica que afronta el país austral. Durante el 2022, el peso chileno se ha depreciado 10% frente al dólar y es la quinta moneda que más ha perdido su valor. En esta parte del planeta, solo es superado por el peso argentino, que ha retrocedido un poco más del 18%. El presidente chileno se refirió a la contingencia económica, asegurando que es “tremendamente preocupante”; sostuvo que “también hay factores internos y esto, sin lugar a duda, contribuye”.
En Argentina, mundial aparte, la condena a la vicepresidenta Kirchner plantea serios problemas ideológico-económicos para una cultura del subdesarrollo en franca crisis financiera y en Brasil, reina la más absoluta incertidumbre sobre el futuro inmediato de Lula y su equipo administrativo.
Y así podríamos seguir por toda la región y por extensión por todo el mundo que amenaza recesión durante el 2023.
Es un hecho que la izquierda, cuando gobierna, nunca ha logrado, y no lo logrará, un bienestar económico general y un estímulo privado natural, con la excepción de Perú. Los casos de las Coreas en Asia y de Cuba y Venezuela en nuestro territorio, son emblemáticos.
En Venezuela, por ejemplo, un General de Brigada retirado tiene una pensión de 60 dólares mensuales y su Fondo de Ayuda Humanitaria escasamente va un poco más allá de los 7.
El añejo ecumenismo petrista, pues, parece caer en un sembradío multifacético económico continental, lleno de los más diversos cultivos y en general en un desanimante panorama económico en donde el Estado será el eje principal de nuestras economías. Y no tocamos aquí la legalización del lavado de activos del narcotráfico ni la migración ilegal de ciudadanos latinoamericanos: subsistimos en gran parte de las remesas. Crudo y complicado 2023.