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Saúl Hernández Bolívar

Nadie había hecho tanto por acabar con Colombia en tan poco tiempo. Es que hay personajes que, aunque malignos, son unos verdaderos genios.

Se están cumpliendo los primeros 100 días de la administración de Gustavo Petro, tan disparatados que darían sobradamente para escribir un libro, empezando con que este comunista se alió con toda la clase política corrupta, que criticó toda la vida, para que le pupitreen sus locas reformas a cambio de billete. Pero una parte de la sociedad sigue tan esperanzada en «el cambio», que el señor Petro aun muestra rubros favorables en las encuestas, como si a la gente la estuvieran capando parada y no se dieran cuenta.

Es como si no se hubieran dado cuenta de que la Reforma Tributaria nos va a tocar el bolsillo a todos, desde los más pobres, no solo a los más ricos como nos habían prometido. Una reforma que pone impuestos a las gaseosas, los buñuelos, la natilla, las salchichas, el chocolate de mesa, el café, los cereales, las galletas, los condimentos, los helados, la confitería y hasta las hostias de consagrar, arriesgando la estabilidad de miles de tiendas de barrio que son el sustento de las familias de sus dueños y de sus ayudantes, además de los miles de empleos de las empresas grandes, medianas y pequeñas que elaboran estos productos. Y ese es solo un aspecto, la verdad es que vamos a chillar todos. Por menos trataron de incendiar el país.

Es como si no se hubieran dado cuenta de que el cacareado «cambio» es más de lo mismo, o peor. La bancada de Petro en el Congreso no se dejó bajar el sueldo con argumentos absurdos, prometiendo que sería a partir del 2026. Amanecerá y veremos. La circense posesión de Petro, incluyendo el numerito de la espada de Bolívar, costó 3.571 millones de pesos. La fiesta y comida en su honor valió 68 millones; la fiesta y comida de la vicepresidenta, 52 millones. Para cumplir el propósito de «vivir sabroso», compraron cobijas de plumas de ganso, televisores gigantes para ver el mundial de Catar y cubiertas de vitrocerámica para cocinar el sancocho, entre otros rubros, por cientos de millones de pesos. Nada, sin embargo, en comparación con lo que nos están costando los viajecitos de doña Francia, de la Alcocer y del Petro.

Es como si no se hubieran dado cuenta de que Petro se rodeó muy mal y nombró en altos cargos a personas que dejan mucho qué desear. Para empezar, mandó tres bandidos investigados por corrupción y narcotráfico como embajadores a Venezuela (Benedetti), Nicaragua (Muñoz) y Argentina (Romero). Nombró, como MinMinas, a una enemiga del petróleo y el gas, excepto si se traen de Venezuela; como MinSalud, a la peor enemiga de las EPS, la señora Corcho, quien solicitó menos presupuesto para su sector en 2023 y dijo que había que crear una crisis en la salud para que la gente pida cambiarla. ¡Está grabada!; como MinDefensa, a un enemigo declarado de las Fuerzas Militares; como MinTrabajo y MinCultura, a marxistas de toda la vida; como Canciller, a un reconocido simpatizante de las Farc y, como vicecanciller, ¡a una extranjera! (?).

Pero sigamos. En Bienestar Familiar nombró a Concha Baracaldo, sin ninguna experiencia en la infancia, sólo por ser amiga de la Alcocer; en la Agencia Nacional de Minería, a un antiminería por excelencia; en la Unidad Nacional de Protección, a un exguerrillero del M-19 (Rodríguez); en la Dirección Nacional de Inteligencia, a otro exmilitante del M-19 (Casanova), y a uno más en Migración (García). Al frente de la Unidad de Restitución de Tierras nombró a Giovani Yule, un indígena que promueve invasiones y expropiaciones en el Cauca. En fin…

Es como si no se hubieran dado cuenta de que siguen las masacres: en estos 100 días han sido asesinados al menos 43 líderes sociales, de acuerdo con las estadísticas de Indepaz, y decenas de soldados y policías en cumplimiento de su deber. A Duque lo culpaban de esos crímenes y le pedían parar esas masacres. ¿Por qué Petro no las ha parado?

Es como si no se hubieran dado cuenta de que todo lo que anuncia este Gobierno está en función de favorecer a la delincuencia. Que no debe haber cárcel si el delincuente “repara” a la víctima. Que no habrá erradicación obligatoria de cultivos ilícitos, y mucho menos con glifosato. Que no habrá extradición para los supercapos que se acojan a la «paz total», y podrán quedarse con el 10% de su fortuna. Que no habrá bombardeos de campamentos guerrilleros si hay menores, y que los hay, los hay. Que van a sacar de las cárceles como sea a los sicarios del presidente, los de las primeras líneas. Que el Gobierno va a reclutar un millón de bandiditos y les va a pagar 800.000 pesos mensuales. Que Iván Márquez fue «entrampado»… ¡cito! Por eso fue necesaria la barrida de generales: un Gobierno delincuente que le entrega el país a la delincuencia.

Es como si no se hubieran dado cuenta de que este Gobierno se ha lavado las manos con muchas de sus promesas: no condonará todos los créditos del Icetex y la MinAgricultura anunció que cuatro años no son suficientes para adjudicar tres millones de hectáreas, que si acaso, la mitad. Pero como a Petro no le interesa un país vigoroso sino empobrecido, podemos estar seguros de que no repartirá ni 500.000.

Con la obsesión del Petro por el «decrecimiento» y la «descarbonización», con la aprobación de una reforma tributaria abominable y con unos indicadores económicos deplorables (inflación en más del 12%, devaluación superior al 25%, tasa de interés del 11%, desempleo del 10,7%, informalidad del 58,3%, etc.), tenemos las condiciones perfectas para una recesión de la que no sabemos si el país saldrá algún día, dada la aversión del presidente contra el mercado y el capital. La Mazzucato dice que para repartir la riqueza primero hay que crearla, pero él sólo oye lo que le conviene.

El solo hecho de querer acabar con la exploración y explotación de petróleo, gas y carbón, y matar a la gallinita de los huevos de oro, Ecopetrol, es suficiente para considerar estos 100 días como el periodo más negro de nuestra historia. Y todavía faltan 1.360 (y, acaso, uno más de un bisiesto) para que este truhan se vaya.

Nos quedamos muy cortos haciendo este repaso de memoria, pero no hay duda de que nadie había hecho tanto por acabar con Colombia en tan poco tiempo. Es que hay personajes que, aunque malignos, son unos verdaderos genios.

@SaulHernandezB

 
Publicado en Columnistas Nacionales

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