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Rafael Rodríguez-Jaraba*

El Banco de la República está contrayendo la economía y revirtiendo su ligera tendencia favorable. Antes que conjurar la inflación, la está provocando y en su afán por combatirla, está aumentando el endeudamiento de los colombianos.

Aducir exceso de circulante o de oferta crediticia en un país desbancarizado y en plena contingencia sanitaria, donde sólo el 45% de la población tiene acceso al crédito, es una falacia invencible, que no sorprende ni a incautos. Si eso fuera así, ¿qué sucedería si el 60% o el 70% de la población tuviera acceso al crédito?

Por eso no se entiende la reciente medida del Emisor, de aumentar la Tasa de Intervención (TI), lo que de suyo estimula el aumento de las tasas de interés y hace más agobiante la situación económica y financiera que padecen miles de empresas y ciudadanos. Tampoco es comprensible, que, para justificar su yerro, se valga del fútil argumento de prevenir un brote inflacionario.

Aumentar el costo del dinero en las actuales circunstancias, con el elevado nivel de endeudamiento de la nación y en momentos en que la economía muestra una tenue recuperación, es un desvarío técnico y monetario.  

Al Emisor le deben sobrar buenas intenciones, pero le faltan razones para fundamentar sus decisiones. Sus medidas mediáticas y sin contexto se han ido alejando de la prudencia para acercarse a la improvisación y al repentismo. La infalibilidad que algunos le atribuyen a la Junta del Directiva del Banco de la República, se viene desmoronando, desde que Juan Manuel Santos la politizó e hizo de ella un bazar de la arrogancia y la vanidad.

Pareciera que el Emisor estuviera empeñado en crear una nueva teoría sobre control monetario, de lo contrario no se explica la improcedencia de las medidas que viene adoptando y peor aún, las que ha adoptado, como fue su silencio tolerante ante la reciente especulación cambiaria que situó el dólar por encima de cuatro mil pesos y sobre la cual en su momento me referí. (Ver https://www.losirreverentes.com/tramposa-devaluacion-del-peso/

Es claro que los miembros de la Junta Directiva, la mayoría de ellos sin merecimientos para pertenecer a ella, por confundir inflación con estanflación, están distorsionando la aplicación de la teoría de la intervención monetaria de Milton Friedman, útil para revertir la recesión o desalentar la inflación, pero solo por expansión monetaria.

En Colombia no hay recesión; por el contrario, hay una ligera recuperación de la demanda, pero, al restringirse y encarecerse el crédito, el Emisor la está provocando.

El aumento de la Tasa de Intervención no sólo desatará alza en las tasas de interés lo que lucrará más al sector financiero a expensas de los usuarios del crédito, sino que encarecerá el dinero, orientará más ahorro hacia la intermediación y desestimulará la inversión y el consumo.

Pero peor aún, es que el aumento de la Tasa de Intervención se adopte en momentos en que los mismos bancos han disminuido sus abusivas tasas de interés, al parecer, por la preocupación que les asiste, ante la evidente dificultad que están experimentando en la redención de sus acreencias, lo que ha deteriorado de manera ostensible la rotación de sus carteras.

Contrario a lo que asevera el banco central, el brote inflacionario que experimentamos, es secuela del vandalismo criminal alentado por la mal llamada Colombia Humana y por la tolerancia de la Superintendencia de Industria y Comercio frente a los abusos de sectores protegidos, que, soterradamente están encartelizados para fijar precios mínimos de venta al consumidor y máximos de compra al productor, y que han hecho de la colusión la manera fácil de engrosar sus utilidades a costa del expolio de la población.

Si bien, por mandato constitucional le corresponde al Banco de la República velar por el mantenimiento de la capacidad adquisitiva de la moneda, no es de su competencia dirigir la economía, y menos, restringir con medidas monetarias los abusos y las distorsiones del mercado. El banco está suplantando al Gobierno, desalentando la recuperación de la economía y aumentando las ganancias de los prestamistas.

Se necesita una brújula para en Emisor.

*Rafael Rodríguez-Jaraba. Abogado Esp. Mg. Litigante. Consultor Jurídico. Asesor Corporativo. Conjuez. Árbitro Nacional e Internacional en Derecho. Profesor Universitario de Derecho Financiero. Miembro de la Academia Colombiana de Jurisprudencia.

Publicado en Columnistas Nacionales

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