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Teología de la liberación enemiga de la doctrina social de la iglesia

Ariel Peña               

Ahora que el candidato del marxismo leninismo, Gustavo Petro, en su discurso menciona a Jesús, San Francisco de Asís y Camilo Torres, de entrada se le nota la confusión conceptual.

Porque juntar a Camilo Torres, un exponente comunista de la teología de la liberación, con   Jesús y San Francisco, eso es como igualar a la luz con las tinieblas; debido a que el maestro de Nazaret,  si lo miramos humanamente, ante todo era un libertario que rechazó el poder político cuando  satanás se lo ofreció (Lucas 4:6-8), mientras que Petro candidato del Pacto Histórico, anda desesperado por montar una dictadura comunista, si gana las elecciones en  el 2022, lo que también es diametralmente opuesto a San Francisco( 1181-1226), diácono de la iglesia, quien exaltó el medio ambiente, los animales y la humildad sirviendo a sus semejantes, sin esperar retribuciones económicas o políticas.

La  doctrina social de la iglesia, no tiene nada que ver con la  teología de la liberación, no obstante la manipulación marxista, que  ha pretendido acabar con el cristianismo desde afuera y desde adentro; pero éste sigue, después de 2000 años su peregrinación por la tierra, oteando el signo de los tiempos para no caer en la trampa del enemigo, y por ello se fundamenta en la esperanza que da el señor Jesús, cuando afirmó: “y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.

En una entrevista con Aciprensa en mayo de 2015, un ex-expía soviético de nombre Mihai Pacepa, afirmó que la Kgb, agencia de inteligencia de Urss, fue quien originó la teología de la liberación en 1960, para influir en los países latinoamericanos, siguiendo la hoja de ruta del  Kremlin de acuerdo a la guerra fría, subrayando que para los marxistas leninistas la religión es otra forma de lucha; y Nikita Khruschev, gobernante ruso de  ese entonces, quería que su país extendiera los tentáculos en esta parte del mundo, contando, no se sabe si por ignorancia o mala fe, con algunos  jerarcas de la iglesia en  países de la región.

La Kgb influenció el consejo mundial de iglesias, con sede en Ginebra (Suiza) y fundó la conferencia cristiana por la paz con sede en Praga, todo ello orquestado por el partido comunista soviético teniendo, como lacayo en latinoamérica a Fidel Castro. De acuerdo al ex–espía, quien desertó en los años setenta. Además en Medellín durante la conferencia general del episcopado latinoamericano realizada en 1968, algunos prelados fueron cooptados para los propósitos marxistas leninistas, buscando la toma del poder político en diferentes países por parte del comunismo, especialmente con grupos guerrilleros colombianos como las farc y el eln.

Es imposible que la teología de la liberación agenciada por el comunismo totalitario, tenga algo que ver con la doctrina social de la iglesia que es libertaria y que busca el bienestar de las comunidades, fundamentada en la caridad cristiana, siguiendo las enseñanzas de la iglesia primitiva, que en  el libro de los hechos de los apóstoles nos narra: “y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común”; esa hermosa labor la realizaron los primeros cristianos hace 2000 años sin pretender alcanzar el  poder político.

La teología de la liberación  es enemiga de  la doctrina social de la iglesia, porque hay que tener en cuenta que la encíclica  Rerum  Novarum promulgada por el  papa León Xlll el 15 de mayo de 1891, es una respuesta a la descristianización de los sectores proletarios impulsado por el marxismo, cuyo fundador planteó que la religión era el opio del pueblo, afirmación rechazada por el dirigente anarquista Mijaíl Bakunin, contradictor de Marx en la primera internacional de los trabajadores, quien defendía su cristianismo católico, por no tener elementos científicos para volverse ateo, esto de acuerdo a lo que dijo en su tratado sobre  la libertad; así que una cosa es buscar la construcción del reino de dios y su justicia aquí en la tierra, como antítesis de la opresión y el despotismo y otra revolver al cristianismo que es libertario con el comunismo totalitario.

En latinoamérica se ensombrecen por su militancia en la teología de la liberación desde que fue creada por Urss a través de la Kgb, los obispos  Sergio Mendes  Arceo de México y Hélder Cámara de Brasil; a ellos los  acompañaron los sacerdotes Camilo Torres de Colombia, Leonardo  Boff y Frei Betto de Brasil, Miguel De Escoto y Ernesto Cardenal de Nicaragua y Gustavo Gutiérrez del Perú, entre otros; curiosamente todos ellos  admiradores del genocida de Fidel Castro (1926-2016), el mayor asesino en la historia latinoamericana de los dos últimos siglos; lo cual significa que ni el amor cristiano ni la misericordia puede acompañar a quienes exaltan a un engendro de esa calaña, como lo fue el difunto dictador cubano.

En 1972 la Compañía de Jesús creó en Colombia el Cinep (centro de investigaciones y educación popular), con  tendencia a la denominada izquierda, lo que  podría suponer que dicha comunidad estaba buscando congraciarse con el marxismo, que con la monserga del materialismo histórico y la inevitabilidad ha logrado asustar a muchos sectores, pues esos fetiches afirman que inexorablemente la humanidad pasara de capitalismo al socialismo, como paso del feudalismo al capitalismo, sin que cuente para nada la voluntad del hombre y  por arte de magia; de ahí que Eduardo Bernstein líder de los trabajadores en la segunda internacional en el siglo XIX se mofaba de los comunistas, por sus posturas supersticiosas, como si la historia fuera una repetición mecánica. Es exótico que los jesuitas hayan creado dicho organismo influenciado por la teología de la liberación.

Publicado en Columnistas Nacionales

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